Ante la situación de los inmigrantes africanos y cubanos que se encuentran varados en la zona fronteriza a la altura de Paso Canoas, bajo la figura de ilegales y con un panorama de tensión, la Iglesia católica sigue mostrando total disponibilidad para ayudar en el campo, hasta donde le sea posible por las condiciones propias de la situación presente.
Señala el Pbro. Edwin Aguiluz, Secretario Ejecutivo de Pastoral Social, Delegado por la CECOR y Director de Cáritas, que desde Cáritas se hace un llamado a la población a ver esta situación como nueva coyuntura, ante la cual tenemos que sacar lo mejor de nosotros como pueblo solidario, ya que los costarricenses no podemos permanecer indiferentes ante el drama que viven estas personas, y que se ha convertido en un drama humanitario.
Así mismo, recuerda al pueblo católico que este Año de la Misericordia, nos ofrece otro desafío, en donde tenemos que ser capaces de mirar en estos hermanos a Cristo, haciendo palpable las obras de misericordia en este Cristo con rostro inmigrante africano, no debemos verlo como un problema sino como una ocasión propicia para la práctica de la misericordia.
El tema es delicado en su trato, pero como Iglesia seguimos buscando e investigando los medios posibles para entablar el diálogo y colaborar según nuestras condiciones, y como Iglesia se ha ofrecido espacios para la atención de estas personas y continuamos en la búsqueda de respuestas humanas ante la situación. El Pbro. Edgar Orozco, Vicario General de la Diócesis de San Isidro, señala que el tema se ha analizado al interno del Consejo Presbiteral y esta situación en el Año de la Misericordia, debe sensibilizarnos a todos y estar dispuestos a abrir puertas y corazones.
Sabemos que su condición es distinta a los casos vividos en meses anteriores con la población cubana, pero mientras el gobierno genera algún pronunciamiento al respecto, continuamos como Iglesia ofreciendo la ayuda asistencial necesaria, reto que han asumido particularmente las parroquias de Santa Marta de Ciudad Neilly y Medalla Milagrosa de Agua Buena; mientras tanto se sigue visualizando lo que viene, pues sabemos que estamos ante un tema dramático que empieza a desbordar al país y como Iglesia seguimos llamados a dar una mirada y vivencia misericordiosa y de esperanza.