Mons. Montero terminó este 8 de octubre la visita Pastoral a la Parroquia de Lourdes; en un encuentro sostenido con los Agentes de Evangelización señaló que “el agente debe ser una persona de oración constante, solicitando la protección de Dios y la acción del Espíritu Santo para cumplir la misión que Dios mismo ha encomendado, recordando que no es él o el sacerdote quien llama, sino Dios y por ende de debe responder a Él”.
Hizo énfasis en su ponencia sobre la necesidad de la formación, “pues al ser llamados por Dios se hace indispensable formarse para poder formar a los otros, siendo un proceso de evangelización que ha de llevarse conjuntamente”, puntualizó. Esto, debido a que se le indicó al obispo durante la visita, que más del 50% de los agentes no se están formando, realidad que ha de provocar que cada quien en conciencia analice y reconozca que no puede servir si no se forma.
Otro de los elementos importantes para un agente “es el testimonio, porque éste arrastra más que las palabras”; indicó que uno de estos testimonios es la vida comunitaria, recordando que el mismo Dios así nos lo enseñó. Este será el camino para realizar el apostolado con mucha fe y convicción, acción que ha de realizarse con espíritu de humildad y sencillez, sin esperar recompensa humana, no es para que me vean o aplaudan, sino esperar únicamente de Dios esa real recompensa.
Por la tarde celebró la misa en Dora Obando y Las Brisas; ahí, en sus homilías hizo énfasis “en ser agradecidos con Dios y con los hermanos”, señalando que es necesario ser agradecidos con los padres de familia, recordando cómo muchas veces a los padres se les envía a albergues y nunca más se les visita, realidad que retomó al conocer experiencias durante esta semana, de tantas personas que son abandonadas por sus familiares en el Hogar de Ancianos, en el Hogar para personas con Discapacidad y en el Hogar Betania.