Este martes 22 de enero se dio la apertura oficial de la JMJ en Panamá con una gran fiesta en la Cinta Costera, dicha actividad estuvo bajo el marco especial de la celebración eucarística presidida por Mons. José Domingo Ulloa Mendieta arzobispo de Panamá.
El fuerte sol característico de esta moderna ciudad, iluminó con singular belleza a los más de 75 mil peregrinos que se hicieron presentes y que con sus cantos y alegría hicieron la diferencia en un campo que se transformó en escenario de esperanza.
Según los reportes oficiales se contabilizan más de 20 mil voluntarios panameños y más de 2 mil internacionales quienes con gran amabilidad y paciencia ejercen diversos servicios en pro del buen desarrollo de este mega evento que sitúa la capital de la juventud católica mundial en el hermano país canalero.
El mensaje de este día, estuvo particularmente marcado por la homilía que pronunció Mons. Ulloa Mendieta en el campo Santa María la Antigua donde recibió a la multitud señalando que «Panamá hoy los recibe con el corazón y los brazos abiertos. Gracias por aceptar el llamado de encontrarnos en este pequeño país, en el que la fe llegó de la mano de la Virgen María».
Asimismo, el prelado canalero aprovechó para agradecer al Pontífice por confiar en Panamá para ser casa de esta gran fiesta juvenil, y a los jóvenes recordó que «el llamado sigue vigente, perenne, intenso, pleno de una ternura que solo sabe comunicar Cristo. Quizá como Iglesia no hemos podido transmitirle esto con la claridad suficiente, porque a veces los adultos pensamos que los jóvenes no quieren escuchar, que son sordos y están vacíos. Sin embargo la realidad es otra. Les hace falta orientación, acompañamiento, y pero sobre todo que los puedan escuchar».
Mons. Mendieta también hizo referencia a que los jóvenes no son personas que fácilmente de dejen impresionar con discursos teatrales o superfluos sino que «buscan testigos, referentes llenos de contenido y experiencia; con camino recorrido a pie, con kilometraje, y no un Dios aprendido e intelectualizado; ustedes buscan de quien les muestre con su vida a Dios, y no quien les hable de Él».
Así, los jóvenes son verdaderos protagonistas en los cuales la Iglesia confía porque se espera mucho de ellos para el bien de la transformación de la humanidad, en esta tarea indicó el obispo que los jóvenes están llamados a encontrar en María la jovencita de Nazaret el modelo confiable a seguir, porque «confiar en María no es solo pedirle que nos ayude o pedirle su intercesión en todo; es también actuar como Ella. Imitemos su disponibilidad a servir, como lo hizo con su prima Isabel. ¿Estemos dispuestos a que una espada nos atraviese el corazón como le pasó a María, al vivir la pasión de su Hijo y esperar pacientemente su gozosa Resurrección?», precisó el obispo de la Ciudad de Panamá.