La Visita Pastoral que Mons. Montero realiza a la Parroquia San Ramón Nonato se desarrolló este miércoles 30 de noviembre en el Sector de Santa Rosa; la cuarta jornada inició con la visita a la escuela de dicha comunidad en donde tuvo un encuentro con los educadores, quienes expresaron las situaciones familiares que enfrenta la población estudiantil.
Luego, el obispo se dirige a la comunidad de Calle Mora en donde preside la Eucaristía, durante la homilía indicó que “la fiesta de San Andrés habla de la riqueza de fe que hay en los Apóstoles; Andrés no entendió lo de pescador de hombres, pero es que la fe no se trata de entender, se trata de creer”, precisó. “Así como María que dice hágase en mí según tu Palabra, ella no entendió pero si creyó”, reiteró.
Recordó que fue esta fe la que hizo que gente sencilla como el pescador Andrés partiera a regiones como la India para ir a predicar y dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo, lo hacen con tal convicción que “en tierras lejanas encontraron el martirio, así entregaron su vida a Jesús, y su fe llega hasta hoy día en nosotros, su sangre llega hasta hoy día para que nosotros sigamos teniendo fe”, puntualizó.
Por eso “hoy pidamos al Señor que nos aumente la fe, para perseverar y anunciar el Evangelio a los demás”. Durante la homilía, Mons. Montero recordó el ejemplo martirial del Padre Hermógenes López Coarchita que dio su vida en favor del pueblo de Guatemala, indicó que conoció al hermano de este sacerdote y él decía “el regalo del testimonio del sacerdote, es regalo inmerecido, pero también es testimonio que aprendieron de los papas; así, la familia es importante para crecer en la fe apostólica, que el Señor nos de la fuerza”, finalizó.
Luego se compartió un almuerzo campesino con los pobladores de Calle Mora, en esta oportunidad el particular sabor a almuerzo en hojas cautivó a los presentes en un momento de especial fraternidad y cercanía con el pastor diocesano.
Posteriormente de sostuvo un encuentro con agentes de evangelización en la comunidad de Santa Rosa, ahí participaron unos 80 laicos que desarrollan diversos servicios a nivel eclesial y otros representantes de fuerzas vivas de las comunidades vecinas. Ahí, el obispo con el Salmo 23 señaló que “debemos de tratar de ser todos buenos pastores y dar lo mejor a las comunidades; así la bondad y la misericordia del Pastor nunca nos abandonará, pero para ello se requiere ser promotores de bondad y de misericordia”. Por eso motivó a los agentes “a predicar con el ejemplo, asumir el Plan Diocesano de Evangelización y comprometernos en la programación parroquial”.
Se concluye la jornada con la Eucaristía en Santa Rosa, durante la homilía dijo que “es una gracia celebrar esta fiesta de san Andrés, de los apóstoles que anduvieron y compartieron con Jesús, testigos de primera mano, del Verbo de la Vida, los apóstoles son lo que tocaron a Jesús con sus propias manos”, recordó.
Entonces, “apóstol es no solo el que cree, sino el que toma muy enserio el anuncio del Evangelio, contra todas las dificultades de su tiempo, los apóstoles escucharon el mandato del Señor y se disponen a anunciar la buena noticia”. Por eso, la vida de los apóstoles debe hablarnos y cuestionarnos, porque “este apóstol apenas recibió la buena noticia, según el Evangelio de San Juan, sale de aprisa a llamar a su hermano Pedro”, hoy el mundo necesita de quien anuncie la Palabra, como recuerda San Pablo.
“Así hermanos y hermanas, nosotros estamos llamados a ser apóstoles, llamados a anunciar y a dar testimonio, qué difícil anunciar el evangelio en medio de la sociedad como la de ahora, que no quiere escuchar la voz del Pastor que es Jesús; hoy en día la familia es un reto, los papas prefieren dar un celular a un niño para que no moleste sin controlar lo que ve o tiene acceso”, finalizó.