El pasado lunes 19 de noviembre en la Parroquia de Buenos Aires se realizó un nuevo encuentro de la Pastoral Indígena, con el deseo de continuar los esfuerzos que en el pasado estuvieron liderados por las Hermanas Lauritas, quienes por muchos años sirvieron a los pueblos indígenas de nuestra diócesis.
Ante la partida de estas religiosas, el grupo conformado por los párrocos de las parroquias que tienen presencia de pueblos indígenas han continuado con los esfuerzos de evangelización; sin embargo, en estos encuentros, «surgió el tema y la preocupación de que la Pastoral Indígena estaba siendo dirigida desde hace mucho tiempo sólo por por los párrocos y que no estaba involucrado el pueblo indígena», comentó el Padre Jesús Piedra, párroco de Boruca.
Por eso, desde hace ya varios meses se empezó con el proceso de crear en cada territorio indígena una Comisión de Pastoral, tomando en cuenta al menos los cinco territorios que existen en nuestra Diócesis de San Isidro, creando procesos a nivel parroquial y de cada territorio tomando en cuenta sus propias culturas y cosmovisiones.
«Este acompañamiento que hicieron los párrocos junto con sus vicarios y los Consejos de Evangelización en cada parroquia, es el que llega a tener la conclusión del día de hoy, en el que nos hemos encontrado con algunos miembros de estas comisiones para analizar y intentar darle un poco más de estructura e identidad a la Comisión Diocesana de Pastoral Indígena, como una experiencia desde los mismos pueblos y ya no sólo desde nosotros como diócesis», precisó el presbítero Piedra.
Como vemos, el principal objetivo es que los mismos indígenas se apropien del proceso de la pastoral, realizando así la evangelización en los pueblos originarios; para esto, se creó la Comisión Diocesana de la Pastoral Indígena que quedó integrada de la siguiente manera: Pbro. Ernesto Bonilla Céspedes como Vicario Episcopal de los Social,
Pbro. Alejandro Gamboa Conejo como acompañante, Pbro. Jesús Piedra Barboza como Delegado Episcopal de la Pastoral Indígena, José Virgilio Vargas Villanueva representa de las comunidades cabécares de Ujarrás, Isabel Elizondo Ortiz de los bribris ubicados en el territorio de Salitre, Lucina Bejarano Pérez y Nancy González Palacio por parte de las comunidades gnobes especialmente del territorio de La Casona, Leidy González Delgado del pueblo de Curré, Fidel Fernández Vargas de la comunidad de Lagarto y Shirley Jiménez Mora de la comunidad de Las Vegas que forman parte del territorio Brunca de los Boruca.
Comentó el Delegado Episcopal, que esta comisión, de ahora en adelante y por petición del mismo Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, tendrá la tarea de ayudar a formar una Pastoral Indígena para la diócesis, incluyendo en esta pastoral líneas de acción claras y un programa de trabajo, pensando más que todo en ofrecer una especie de directorio diocesano para la Pastoral Indígena, de manera que éstas puedan aplicarse en los propios territorios con la acción de los parrocos junto con los Consejos de Evangelización. Así, entre los retos está el generar conciencia en todos los pueblos, inclusive en los blancos, de lo que es la Pastoral Indígena, además de crear los estatutos de dicha pastoral teniendo como modelo de servicio el Cenáculo de la Última Cena.
Por eso, «se nos vienen tiempos duros de trabajo, porque no existe actualmente una estructura clara y firme en la que se sustente la Pastoral Indígena, hay mucho trabajo por delante y tal vez el mayor inconveniente que tenemos es el desconocimiento en todo esto, en qué significa la Pastoral Indígena, en el caso de Costa Rica esto es un campo completamente desconocido para todos y no sólo para los que hemos trabajado o los que estamos trabajando, sino inclusive para los mismos indígenas… Los retos son grandes, tenemos grandes metas por alcanzar, pero el espíritu que se vio en la reunión de hoy es un espíritu de mucho compromiso y de mucha esperanza», precisó el Padre Piedra.
«Los pueblos indígenas están comprometidos por construir una iglesia autóctona con rasgos indígenas…; por eso, lo que nos queda por hacer ahora es precisamente ofrecer un espacio para que esta estructura pueda germinar, crecer y florecer, porque no queremos dejar de lado el trabajo que se ha hecho con las Hermanas Lauritas, no queremos perderlo, pero queremos también apropiarnos de este proceso ya como Diócesis, y así dejar de evadir este tema como se ha hecho por tantos años», finalizó el Padre Piedra.