Este domingo 18 de agosto, el pueblo católico salió a las calles para manifestar la fe cristiana y por ende la defensa a los valores más sagrados de la vida y la familia. Atendiendo así al llamado de los Obispos, y particularmente de nuestro pastor diocesano Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, las cinco vicarías de nuestra Diócesis de San Isidro con gran valentía dijeron presente en la caminata.
Cientos de cientos de fieles, que llegaron a ser miles en su totalidad, empezaron a arribar la soleada mañana de este domingo, Día del Señor, a las comunidades de Buenos Aires, San Marcos de Tarrazú, Río Claro del cantón de Golfito, Sabalito de Coto Brus y San Isidro de El General donde habían sido convocados por la organización de la Pastoral Familiar. El Padre Edgar Orozco Alfaro vicario general de la Diócesis, exhortó a los fieles cotobruseños, diciendo: «ésta es la expresión del Espíritu, es el Espíritu quien nos hace recordar lo que creemos, no apaguemos ese Espíritu que se nos ha dejado no sólo para que sea quién nos santifique, sino para que nos haga testigos del amor y de la vida».
Con toda claridad, el obispo diocesano manifestó que «estamos defendiendo un matrimonio formado por un hombre y una mujer vivido en mutua fidelidad y para toda la vida, un matrimonio y una familia decididos a salvaguardar los valores de la verdad y la justicia, la igualdad y la total donación de unos a otros por amor. Somos conscientes de que estos valores cristianos pueden sonar a los oídos de muchos en nuestros días como cosas del pasado, cómo fábulas o bellos ideales; sin embargo, estamos aquí porque creemos en ellos y queremos proclamarlos y defenderlos con el testimonio de nuestra propia vida, incluso a costa de ella».
El Padre Froilán Hernández Gutiérrez vicario episcopal de Catequesis y Formación, y enviado a la Vicaría de San Francisco para esta celebración, durante su homilía precisó: «hemos hecho esta caminata para manifestar nuestro apoyo al proyecto de Dios y su Reino que pasa por la vida y la familia, para salvaguardar los valores de la justicia y para afirmar que el matrimonio es signo y ejemplo del amor de Dios y de su donación».
Con las lecturas del día, el Padre Froilán añadió: «a Jeremías, ser fiel de Dios le provocó el rechazo, también nosotros tenemos que soportar el rechazo de la sociedad porque a muchos no les gusta lo que decimos, pero como Jeremías hay que ser valientes y tener claro el proyecto de Dios, porque el que es fiel a la voluntad de Dios siempre recibe su consuelo».
«Es la Palabra de Dios la que nos mantiene, llegó el momento de ser verdaderos cristianos y que en nosotros arda la fuerza del amor de Dios, no podemos proclamarlo si no lo vivimos y si no lo testimoniamos entregando la vida entera. Los cristianos no buscamos complacer a todos, queremos complacer y ser fieles solo al Señor y a su Palabra. Quien no tenga la mirada fija en Jesús se pierde, se avergüenza y se acomoda a los criterios del mundo. Y recordemos, que la mirada fija en Jesús, es en la cruz», afirmó con vehemencia el sacerdote Hernández.
Mons. Montero, en su homilía, enumeró algunos de los enemigos que tienen hoy la vida y la familia, con las siguientes palabras: «son enemigos de la vida todas aquellas actitudes o acciones que dañan la salud, son un atentado contra la vida las cifras elevadísimas de consumo de licor, la plaga de la venta y consumo de las drogas en la que unos pocos se enriquecen a costa de la salud, de la sangre y de la paz de sus hermanos, los bajos índices de natalidad que hacen que este país sean más los que mueren que los que nacen, es atentado contra la vida la adquisición ilícita de armas, el empleo de la violencia para resolver nuestros problemas, el uso malvado de nuestra lengua haciendo juicios condenatorios de personas sin tener fundamentos ni pruebas, son enemigos de la vida los que niegan a los trabajadores el pago justo de su salario, los que matan a los niños en el vientre de la madre para deshacerse de un embarazo ilícito o no deseado o para evitar un potencial riesgo de la madre, es un atentado a la vida la violencia doméstica contra las mujeres y los niños, y las violaciones de niñas y adolescentes tan frecuentes entre nosotros que vienen aumentar el número de madres solteras y dejar niños en la calle sin hogar y sin futuro».
«Enemigos del matrimonio y la familia es la indiferencia con respecto a Dios y la falta de práctica religiosa por parte de muchos padres de familia, cuánto daño causan a sus hijos los padres que los mandan a la iglesia, al catecismo o la confirmación, cuando ellos ya hace tiempo abandonaron la misa dominical y la práctica sacramental, el mensaje de esos padres a los hijos es que Dios no es importante…, el otro enemigo del matrimonio es la mentalidad desfavorable que se propaga cada día más en este país en contra de los que han sido los pilares fundamentales del mismo, al matrimonio tradicional se le ve como un enemigo de la libertad, no se reconoce su importancia puesto que hay formas de lograr algunos de los fines sin necesidad de comprometerse para toda la vida…, los grandes enemigos del matrimonio y la familia los tenemos no sólo dentro sino también fuera, existen hoy día, intereses económicos y políticos que están empeñados en reducir drásticamente la población mundial para acabar, a su juicio equivocado, con el problema del hambre y la pobreza, estos supuestos benefactores de la humanidad para lograr su fin, tienen a su disposición enormes sumas de dinero que ofrecen y dan a los gobiernos dispuestos a colaborar pero a condición de que promuevan los métodos anticonceptivos más refinados y junto con ellos el aborto, la eutanasia y muchas otras formas de políticas antivida», precisó el obispo en su homilía.
Durante la actividad que se realizó en la Parroquia San Pedro Apóstol en Buenos Aires, el Pbro. Jesús Piedra Barboza párroco de Boruca, exhortó a los presentes recordándoles que es preciso «realizar un acto de conciencia, revisar nuestra propia vida porque que fácil es cuando luchamos contra el pecado de otro, que fácil decir cuando el gobierno se equivoca, cuando de uno y otra manera destruye la familia, que fácil decir que estamos en contra del aborto que otros cometen, que fácil es señalar la paja en el ojo ajeno; pero hoy, en el día de la familia, el Señor nos permite realizar un acto de conciencia».
«Nosotros, como cuerpo de Cristo, deseamos que este fuego (del que habla el Evangelio) sea capaz de trasformar nuestra propia Iglesia y nuestra vida, si pedimos que sea respetada, empecemos por dar testimonio dentro de casa, como iglesia doméstica que somos. Que el amor sea realmente el que nos mueva a formar familias y no el egoísmo de tener a alguien a la par para no estar solos, que los hijos crezcan en familia donde se sientan amados y no sean otros quienes los críen, que mamá y papá tengan tiempo para sus hijos, que este fuego sea capaz de trasformar nuestra vida y poder ser fieles en la lucha contra el Pecado. Que esta celebración, nos conceda la gracia de saber que el Señor está de nuestro lado», precisó el Padre Piedra.
Finalmente, como síntesis de esta hermosa jornada cristiana, podemos citar las palabras de nuestro obispo: «nuestra causa no está perdida los cristianos de Costa Rica nos estamos fortaleciendo nuestra convicción de que si se pierde la familia se perderá también la sociedad, redescubramos pues la belleza del amor heterosexual, la importancia de la fidelidad y de la capacidad de sufrir por el bien de los demás, la grandeza de un ambiente familiar sereno y lleno de Dios. Dejémonos guiar por un sano optimismo cristiano, y como a Jesús, no nos pesará el sacrificio actual en vistas de la gloria y la felicidad que nos esperan»