Este lunes 20 de marzo, con la Solemnidad en San José, ha dado inicio el retiro anual de ejercicios espirituales para el clero de la Diócesis de San Isidro; en esta ocasión, el mismo se realiza en la Casa Pastoral María Inés Teresa Arias de Las Clarisas en San José.
El encuentro sacerdotal arrancó con una charla introductoria, impartida por el predicador de estos ejercicios espirituales, Mons. Fray Gabriel Enrique Montero; durante la misma, hizo un llamado a ejercitar el auténtico silencio interior que construya y produzca el silencio exterior y por ende el clima de retiro espiritual.
Durante la Eucaristía celebrada a las 5:00 pm en la capilla del complejo pastoral, Mons. Montero insistió en la figura de San José y señaló “somos dichosos que podamos iniciar este retiro celebrando la Solemnidad de San José, porque éste es el padre de la fe en el Nuevo Testamento como lo fue Abraham para el Antiguo Testamento”.
En la homilía recordó que debemos acercarnos como mucho cuidado a la vida de este santo, al que ciertamente no le hemos dado la profundidad que tiene, pues “José es el lazo que une las promesas del Antiguo Testamento en la realización del Nuevo testamento, San José es el cumplimiento fidelísimo de las promesas de Dios a los pobres de Yahvé, San José es también padre de la Iglesia y por ende de cada uno de nosotros”, precisó Mons. Montero.
Finalmente; pidió poder descubrir en un personaje tan especial, pero a la vez tan secundario de la Historia de la Salvación la gran importancia que encierra, “podemos ver en San José el hombre justo y fiel que creyó contra toda evidencia y creyó contra toda esperanza, por eso es padre de la Iglesia porque es padre en la fe… es aquí donde podemos ver al menos tres momentos claves de la vida de San José: primero, creer cuando María le anuncia que está en cinta sin su concurso, pues aunque no comprende todo le basta ser obediente a Dios y cree; segundo, asume el papel de ser padre de Jesús aunque humanamente y ciertamente no lo era, pero una vez más asume la misión y cree; y por último, le toca jugar el papel de una vida oscura, al punto no fue digno que ni una sola palabra pronunciada por él se registrara en el evangelio, ni un amén que ciertamente dijo tantos en su vida, ni una sola palabra suya…, no se sabe nada más de su vida, desaparece en el total anonimato…, siendo este el destino que le corresponde vivir a los grandes que son pequeños para el mundo pero grandísimos para Dios”, apuntó el obispo mientras predicada con gran y especial sentimiento.
Que San José interceda por todos nosotros. Rogamos al pueblo católico elevar sus oraciones a Dios para que este retiro espiritual que vivimos en el tiempo de la Cuaresma traiga muchos frutos en favor de clero y de toda la diócesis.