La noche de este jueves 29 de agosto, el gimnasio del Colegio La Asunción se vistió de gala al recibir a docentes, personal administrativo, ex-profesores, religiosas Oblatas y miembros del comité pro-construcción de dicha institución, quienes se dieron cita con ocasión del XXV Aniversario de la reapertura de este centro educativo.
Durante el acto protocolario, el director del Colegio Juan Carlos Quesada Quesada, agradeció a las personas que un día hicieron realidad esta obra. “Hoy, celebramos el encuentro, la nostalgia del recuerdo, pero sobre todo la satisfacción de la cosecha, vienen ustedes a ver los frutos de la semilla que con tanto sacrificio una vez sembraron, gracias por su generoso aporte”, precisó con gran sentimiento.
Durante su alocución, no desaprovechó para recordar esa gran misión que desarrolla este centro educativo, ya que ésta, es una “casa de enseñanza que le brinda a los hogares de Pérez Zeledón y más allá, una oferta educativa integral y constituida sobre los valores del Evangelio”, indicó Quesada.
Palabras elocuentes y sentidas, fueron también las que a través de la tecnología, dirigió Mons. Ignacio Trejos Picado obispo emérito de San Isidro, quien con su voz ya cansada pero firme, a sus 91 años, dijo: “después de haber ejercido mi ministerio episcopal durante tantos años en la Diócesis de San isidro de El General, cómo no recordar momento a momento esos días ya tan lejanos… ¡Imposible…! Con el amor del pastor por sus ovejas, su celo es como el buen vino, cuanto más viejo, es de mayor calidad. Y en esta fecha tan importante del cumpleaños del Colegio la Asunción, cuánta gratitud se le debe a ese centro de enseñanza por tanto beneficio que ha significado para esa Iglesia Diocesana”.
En su mensaje, agradeció a los padres de familia por confiar la educación integral de sus hijos en manos de los docentes de este colegio, destacó la responsabilidad de los alumnos de La Asunción para responder al esfuerzo de sus padres y educadores, agradeció a la Hermanas Oblatas al Divino Amor por ser “tan entregadas al Señor en el carisma propio de la educación católica”, y concluyó su mensaje pidiendo a Dios bendiga estos esfuerzos copiosamente con muchas vocaciones a la vida consagrada.
Por su parte, Sor Amable Ramírez Jiménez, religiosa Oblata y quien fuera la primera directora de este centro educativo, en aquel ya lejano 1994, agradeció a todos los que desde el inicio colaboraron en la obra, e hizo hincapié en que ese inicio fue muy duro. “Siempre llevé una consigna para mí, para que me diera lo que yo necesitaba, la energía, el valor, la fortaleza…, el Salmo que dice: ‘al ir iban llorando… al volver vuelven cantando’. ¿Cuántas lágrimas hemos podido derramar? Pero ahora le damos gracias a Dios porque tenemos nuestro colegio”, indicó.
Finalmente, y con ocasión de recordá estos grandes sacrificios y esfuerzos realizados por esta obra, Juan Carlos Quesada Quesada en calidad de director y Sor Donay Morales Umaña como Superiora brindaron un homenaje póstumo a todas aquellas personas que entregaron su vida en esta obra y que ya han sido llamadas a la casa del Padre.