La mañana de este domingo 14 de mayo, los jóvenes de la Comunidad Cenáculo Nuestra Señora de los Ángeles, vivieron junto a amigos, bienechores y fundadores la alegría de compartir su gran tesoro, Jesús Eucaristía. Con todo a punto, la pequeña y modesta capilla ubicada en lo que fue el Monte de la Cruz en Pacuarito, albergó a un grupo de fieles soñadores que esperaron y creyeron en el proyecto hasta verlo hecho una realidad.
La alegría de los presentes, también lo era y en gran parte correspondía, a quien presidía la Eucaristía, el Padre Edgar Orozco (hoy vicario general) se miraba visiblemente lleno de gozo ante la concreción de lo que hace casi dos décadas inició en la Zona de los Santos; razón tenía entonces para iniciar la Eucaristía diciendo: “El Señor ha estado grande, cómo no estar alegres con la realidad de este sueño, proyecto que en su tiempo Dios nos ha querido regalar, esta obra que cosechará frutos abundantes de vida eterna”, precisó sentidamente emocionado.
Durante la Eucaristía, la gratitud a Dios por el don recibido se manifestaba con gran elocuencia, los sacerdotes que acompañan la obra parecían con su sonrisa decirle a Dios gracias por este don, mientras los laicos ahí presentes, estaban absortos ante la dulce melodía que brotaba cual ofrenda agradable a Dios de los instrumentos finamente ejecutados por aquellos jóvenes misioneros de la Comunidad Cenáculo, que unidos a sus voces en lengua italiana, deparaban una extraordinaria oración, la cual era acompañada por la expresión de sus manos que se convertía en especial alabanza.
La Palabra de Dios proclama con gran emoción, vino para alimentar al pueblo reunido que atento escuchaba el mensaje. Durante la homilía, el Padre Orozco indicó que “para los creyentes no existen casualidades ni suertes, sino que todo obedece a un proyecto claramente definido por Dios, y esta Palabra de Dios va iluminando nuestro camino porque es lámpara para nuestros pasos, pues sin ella caminaríamos en tinieblas; es así como comprendemos este proyecto”.
“No me deja de sorprender la Palabra de este domingo, en la primera misa que celebramos como comunidad formalmente constituida y enviada; se inicia este camino de amor y de vida, y es Jesucristo quien nos dice soy el Camino, la Verdad y la Vida, ante esta pregunta ingenua de Tomas, el Señor tampoco a nosotros nos reprende como tampoco lo hizo con Tomás al mostrarle el costado y decirle que sea creyente, no lo reprende sino que le contesta porque sabe que en el corazón hay transparencia, pues ese corazón quiere conocer mejor el proyecto y por eso le dice, nadie va al Padre sino por mí”, indicó el Padre Edgar visiblemente esperanzado.
“Esta pregunta, nos ayuda a nosotros a profesar nuestra fe con mayor convicción, y es que esta pregunta era para nosotros, para decirnos que no hay otro camino y entonces vale que nos preguntemos hacia dónde va mi vida, por dónde se proyecta mi vida…, porque Jesús no sólo es camino sino meta, también él nos lleva al lugar donde se ha adelantado a prepararnos morada, es impactante escuchar de Jesús: ‘porque donde yo estoy también quiero que estén conmigo…’ El paso de Jesús por este mundo no es transitorio, sino para enseñarnos que quiere estar con nosotros eternamente; así entonces, es motivo de agradecimiento la elección que Dios nos hace: ustedes son estirpe elegida, nación santa, pueblo de su propiedad, no somos esclavos de nadie, no somos vagabundos…, tenemos a uno que ha pagado con su vida y a precio de sangre la libertad y la vida verdadera, no es por nuestros méritos sino que cuenta sólo la misericordia de Dios, misericordia con la que nos ha llamado y elegido para ser piedras vivas”, recordó el vicario general de esta diócesis durante su homilía.
“La Iglesia somos todos y como organismo vivo, porque no somos piedras muertas, tenemos la misión de hacer presente a un Cristo vivo y no muerto, porque él resucitó y vive en su Iglesia y esa Iglesia somos todos; que resuene en nuestro interior esta Palabra, y que nos quede la respuesta de Jesús a Tomás, para comprender que él es mi Camino, Verdad y Vida”, afirmó el Padre Orozco Alfaro.
Al finalizar la Eucaristía, el Padre Andrea della Torre, representante de la obra, recordó que “la misericordia es como los latidos del corazón, y esa misericordia la encontramos en la Virgen y en la Eucaristía, porque sólo el amor del Espíritu Santo te da la fuerza para esperar con fe y humildad…; como dice la Madre Elvira (fundadora) ‘no hay nada humano para darse gloria a sí mismo, todo es de Dios’”.
Al mismo tiempo, el Padre Andrea aprovechó la oportunidad para recordarle a los presentes quiénes son ellos, pero también qué misión juega el pueblo que acompaña y cree; por esta razón, afirmó: “somos pecadores, pero hay una obra de Dios evidente y por eso estos jóvenes llevan la obra de Dios en sus vidas, llevan en el corazón un milagro de Dios…, su vida no podría ser un don si no es por la fidelidad del pueblo que ha estado orando y supo creer y esperar, porque todos necesitamos de los demás, esa es la gran verdad del mundo”.
“Estos jóvenes deben ser fieles a la obra de Dios, oremos para que nunca traicionen la obra de Dios en sus vidas; y aprendamos de la Madre Elvira que cuando hayan jóvenes con problemas, le digamos que los medicamentos ayudan pero el vacío sólo Dios lo llena, de lo contrario se llenará con orgullo, dinero o vicios; entonces, díganle a los jóvenes que hay esperanza, sean misioneros y digan que hay un lugar de esperanza y de misericordia de Dios, en estos jóvenes misioneros que les esperan con mucho cariño”, precisó, lleno de gozo, el Padre della Torre.
Por último, cabe mencionar, que Radio Sinaí 103.9 FM, fue el único medio que acompañó toda la gira de esta apertura de la Comunidad Cenáculo Nuestra Señora de los Ángeles, razón por la cual agradecemos a Dios que nos concediera la fuerza y la convicción para llevar con humildad y sencillez un trabajo de calidad, hasta los rincones más insospechados, gracias a nuestra fuerte señal.