Consagrados alegres y signos de luz

Este sábado 4 de febrero, con ocasión de la Jornada de Vida Consagrada, casi tres decenas de religiosos presentes en nuestra Diócesis de San Isidro, tuvieron un encuentro de fraternidad en el Monasterio Padre de la Misericordia, lugar donde habitan las religiosas contemplativas y que se ha convertido ya en la casa de todos los carismas para estos encuentros.

Durante la actividad, Mons. Juan Miguel Castro Rojas presidió la Eucaristía, en el mensaje compartido a los religiosos hizo hincapié en la necesidad de renovarse, razón por la cual es bueno el descanso y las vacaciones, “como estamos ocupados es bueno las vacaciones, el estar con la familia […] eso nos permite renovarnos, porque estar uno cansado toda la vida no dan ganas ni gusto a aquellos que nos miran, que triste es ver a un triste y que cansado ver un cansado”, precisó.

“Todos nosotros somos promotores de vocaciones. ¿Qué le estamos presentando al mundo? En el mensaje para la Vida Consagrada de este año, se nos habla que debemos preocuparnos más por el testimonio que por otra cosa, el testimonio es lo que arrastra, porque el mundo contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que hablan”, recordó el prelado.

Por ello, “el testimonio es fundamental, donde estamos tenemos que ser signos de luz, signos de esa presencia del Señor, signos alegres que transmitamos la alegría a los demás, que estamos a gusto donde estamos, que nos estamos realizando plenamente ahí donde estamos, que se note en nuestra vida, y esto sólo mediante un encuentro profundo y constante con el Señor”, prosiguió el Obispo Castro.

Finalmente, Mons. Juan Miguel manifestó su cercanía a los religiosos mediante la oración, “pido a Dios por cada uno de ustedes, por la gracia para vivir nuestra consagración, que Dios les ayude mucho en todo lo que hacen, en la misión que realizan; yo les agradezco muchísimo todo lo que están haciendo por la Iglesia diocesana, unámonos todos juntos para orar por la evangelización, y que Dios ilumine el corazón de tantas personas que hay a nuestro alrededor, y que todos nos unamos para llevar esa luz al corazón de todas las personas y todos nos sintamos con esa esperanza y amor que debe caracterizar a todo consagrado y cristiano”.

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