Este martes 13 de junio, la Vicaría Central vivió el segundo bloque de formación que se imparte por vicarías a todos los Consejos de Evangelización Parroquial, organismo que surge como necesidad para la implementación del Plan de Evangelización y en miras a lograr el objetivo propuesto.
Durante el encuentro realizado en la Casa Sinaí, Mons. Montero desarrolló el tema de fondo, en el cual indicó que “el párroco junto con el Consejo de Evangelización Parroquial tienen que entender muy bien lo que es la parroquia, recordando el gran reto de pasar de la mera conservación a la actitud misionera de una Iglesia en salida”. Para ello, tuvo como base el numeral 170 del Documento de Aparecida, que habla de la parroquia como comunidad de comunidad, pues es ahí donde viven los discípulos y misioneros de Cristo, siendo la célula viva y el lugar privilegiado para la vivencia con Cristo.
Así, la parroquia “está llamada a ser casa y escuela de comunión, emprendiendo una valiente acción renovadora”, precisó el obispo de San Isidro. Ha de ser “un espacio de Iniciación Cristiana, de educación y celebración de la fe, que esté abierta a los carismas y ministerios, comunidad integradora de movimientos y apostolados, que atiende la cultura y está abierta a proyectos pastorales…, donde todos somos responsables de la evangelización”, reiteró Mons. Montero.
Luego, respondiendo a lo que presentó como preguntas que surgen en este proceso de implementación, indicó el obispo, que el Consejo de Evangelización “es un organismo eclesial vivo, suficientemente representativo, ágil y eficaz que junto al párroco y con la autoridad que éste le dé, tendrá la gran tarea de la evangelización”. Tal misión, Mons. Montero la sintetizó en tres verbos: “programar, implementar y evaluar”, pues como consejo le corresponde: “motivar, animar y coordinar”, teniendo por tarea: “orar, pensar y guiar”, precisó.
Finalmente, insistió que quienes pertenezcan a este consejo, “han de ser personas de regular práctica eclesial y de vida ejemplar que les haga tener suficiente expresión de buena voluntad para el servicio”; en este punto, reiteró Mons. Montero, “no se está en busca de personas perfectas, pero sí que busquen seriamente la santidad…, razón por la cual, se requiere de humildad para aceptar que todos tenemos pequeñas contradicciones”.
Por su parte, el Pbro. Froilán Hernández Gutiérrez durante su intervención, señaló la urgencia de comprender este Programa Parroquial como “un proceso que marca un camino y que se desarrollará a través de un itinerario”, insistiendo en la necesidad de tener siempre muy presente la identificación de los distintos interlocutores en el proceso de evangelización.
Citando al Papa Francisco en el mensaje dirigido al CELAM, el vicario episcopal de formación y catequesis insistió en la necesidad de “volver a lo esencial que es plantar la fe, y para ello, se hace necesario renovar la esperanza en medio de la realidad, escuchar y conocer el Pueblo de Dios, dejar nuestra seguridades para volver a Cristo y ser apasionados por el Reino de Dios”. Lo anterior, “exige actitudes de coraje para anunciar el evangelio y aguante para saber llevar las dificultades y sinsabores que pueda provocar la predicación», recordó el sacerdote Hernández Gutiérrez.