Este miércoles 10 de mayo, Mons. Montero y el Equipo para el Diaconado Permanente, rindieron en conferencia de prensa los pormenores del proceso que se abre para la Diócesis de San Isidro, a través del cual, la diócesis iniciará oficialmente un proceso sistemático y estable de formación y discernimiento vocacional para posibles aspirantes a este ministerio.
La conferencia inició con las palabras del Pbro. Joaquín Calderón Vargas promotor vocacional y director del proceso, éste recordó que la vocación se enmarca en el gran regalo que Dios nos ofrece al ser llamados a la vida, y en ella hemos sido también elegidos para la vida cristiana por medio del bautismo, a partir de ahí cada vocación específica tendrá sus raíces más hondas en el servicio; razón por la cual, concluyó diciendo: “quien no vive para servir, no sirve para vivir”.
Seguidamente, el Pbro. Elí Quirós López quien estuvo como coordinador del equipo encargado para la formulación del proyecto diocesano, hizo un recorrido histórico de este ministerio; inició su intervención señalando: “es necesario que ustedes como medios nos ayuden en la etapa de sensibilización, para que el pueblo de Dios comprenda que este paso no se trata de un invento aislado u ocurrencia de un obispo, sino de un proceso que está debidamente fundamentado en el pensar de la Iglesia”; por lo tanto, podemos decir que “ya el diaconado se encuentra registrado en la Sagrada Escritura cuando en el libro de los Hechos de los Apóstoles se mencionan para la función del servicio y en las comunidades paulinas de manera más estable; también se encuentra su reflexión de los Padres Apostólicos como es el caso de la Didascalia”.
Así mismo, el Padre Quirós, precisó que “la Iglesia Católica de rito latino optó por el diaconado transitorio (el que se confiere temporalmente a quienes serán luego ordenados sacerdotes), no obstante con el Concilio Vaticano II se instituye el diaconado permanente, de ahí que los años sucesivos sean ricos en material y reflexión acerca de este ministerio, será así como encontraremos los documentos del Papa Pablo VI Sacrum Diaconatus Ordinem de 1967 donde concede las reglas para la restauración del diaconado permanente y la Carta Apostólica Ad Pascendum de 1972 donde precisa las condiciones para la admisión y ordenación de los candidatos al diaconado. Esta documentación se verá enriquecida en 1998 por la Ratio fundamentalis y por el Directorio para el ministerio y vida de los diáconos permanentes, así mismo el Papa Benedicto XVI con el Motu Proprio Omnium in mentem aclara que este misión está orientada no en ser cabeza sino al servicio”.
Con la aprobación de las Normas Básicas para la Formación de los Diáconos Permanentes en el 2003 por la CECOR y con la debida autorización de Roma, se establece este documento base para Costa Rica de manera definitiva en enero del 2012. Es así, precisó el Padre Elí, “como la Diócesis de San Isidro inicia un tímido proceso con la ordenación del Diác. Jesús Mora el 30 de diciembre del 2006, a partir de ahí el obispo titular de entonces Mons. Guillermo Loría conforma una comisión y encarga su coordinación al Padre Alexander Ceciliano. Los siguientes años se convierten en tiempo de reflexión y análisis para la conveniencia o no de la apertura de este proceso, razón por la cual en el tiempo estuvieron encargados los padres Oscar Navarro, Giovanni Herrera y Johnny Mora”.
“Con la llegada de Mons. Montero, se encomendó una primera parte de este proceso al Diác. Jesús Mora, quien intentó junto al equipo de trabajo retomar los esfuerzos que a lo largo de los años se habían alcanzado; para el 2016, Mons. Montero encomendó a este servidor (Padre Elí Quirós) la coordinación del equipo de formulación del proyecto diocesano, este proyecto fue alcanzado en octubre del 2016 y cuenta con: justificación, fundamentación teológica, objetivos, aspectos específicos del proceso e itinerario formativo, requisitos y otros. Finalmente, en diciembre del 2016, se creó el equipo para la ejecución del diaconado permanente, en esta oportunidad encomendando como director al Pbro. Joaquín Calderón”, recordó el Padre Quirós López.
Posteriormente, el Padre Edgar Orozco Alfaro vicario general, presentó el objetivo general de este proyecto, el cual es: “instituir de manera estable el diaconado permanente en la diócesis como señal sacramental de Cristo siervo en el ministerio de la Caridad, la Palabra y la Liturgia, para la vivencia de una Iglesia servidora, pobre y evangelizadora”.
Según se lee en el documento del proyecto, “los candidatos al diaconado permanente deben ser personas probadas e irreprensibles, sinceras y dignas, íntegras en guardar el tesoro de la fe, generosas, compasivas y capaces de guiar la propia familia, si la tuviere (can. 1029, can. 1051, 1). Han de ser varones con una madurez humana, física y psíquica, que se manifiesta en responsabilidad, equilibrio, buen criterio, prudencia, capacidad de diálogo y comunicación (Normas Costa Rica 15) de tal modo que las actitudes del vocacionado irán manifestando el nivel de vinculación a la llamada recibida con su respuesta libre y consciente que se afianzará con el respectivo proceso formativo”.
“El discernimiento de la autenticidad de la vocación del candidato a la ordenación diaconal compete hacerlo al obispo diocesano, quien hará la debida consulta a personas de la comunidad donde haya vivido dicho candidato (Normas Costa Rica 17); la vocación al diaconado permanente siendo una llamada de Dios que se verifica en la Iglesia, no viene entendida como un derecho estable sino como un don para el servicio que se confiere según las normas y criterios establecidos por la sana Tradición eclesial”, según quedó explícito en el documento.
De esta manera, los diáconos permanentes ejercerán su ministerio en “la promoción de la caridad y del servicio en la Iglesia, que abarca un campo de apostolado tan vasto cuanto diversificado. El diácono testimonia la presencia viva de la caridad de toda la Iglesia en sus más diferentes aspectos. Por tanto, contribuye para la edificación del cuerpo de Cristo-Iglesia reuniendo la comunidad dispersa en una profunda comunión eclesial. Cultiva un gran amor a todas las personas de cualquier religión o raza y se hace un servidor de la humanidad como Jesús. Y su función caritativa comporta también un oportuno servicio en la administración de los bienes y en las obras de la caridad de la Iglesia”.
En cuanto “anunciador de la Palabra, él da ante todo el mundo testimonio de ser un oyente asiduo y convencido del Evangelio. El diácono en su encuentro con la Palabra deberá privilegiar la Lectio Divina o lectura orante de la Palabra de Dios (DA 249). El diácono como ministro de la Palabra está llamado a ser promotor y formador de pequeñas comunidades cristianas. Se dedica, predominantemente a la evangelización, la predicación kerigmática, la catequesis de iniciación a la vida cristiana y la formación de agentes y comunidades. Incentivando una presencia significativa en los “nuevos areópagos”, también en su propio ambiente familiar, laboral y social. La diaconía de la Palabra constituye parte íntegra del proceso de evangelización, con acento primordial en la acción catequética-iniciatoria”.
Finalmente, recordó el Padre Edgar Orozco, que el diácono ejercerá su función litúrgica “en la celebración de los sacramentos o sacramentales, en las celebraciones de la Palabra, de la liturgia de las horas, y en las oraciones. En conformidad, asisten al obispo y a los presbíteros que presiden la celebración de la Eucaristía y otros sacramentos. En su oficio santificador, los diáconos son ministros para: celebración de bautismos, distribución de la sagrada comunión, bendiciones, presenciar matrimonios y celebrar las exequias”.
Por último, Mons. Montero procedió a leer el decreto de apertura oficial del Diaconado Permanente, al tiempo que hizo público el nombre del equipo que integrará esta experiencia, a saber: Pbro. Joaquín Calderón como director, Diác. Jesús Mora como asesor, Pbro. Giovanni Herrera como ecónomo, Pbro. Allan Abarca como coordinador del área humano-espiritual y el Pbro. Froilán Hernández como coordinador del área doctrinal-pastoral. Así mismo, presentó el nombre de los directores espirituales, a saber: Pbro. Pedro Obando, Pbro. Israel Gutiérrez, Pbro. Gerardo Fernández Hernández, Pbro. Luis Gerardo Fernández Solano y Pbro. Fray Roberto Corrales.
Finalmente, se indicó que el proceso para quienes estén interesados iniciará con el acercamiento al párroco que será quien presente al equipo al posible aspirante, éste deberá llenar la boleta de inscripción que se encuentra en el sitio web de la diócesis www.diocesissanisidro.org y deberá tener entre 25 y 56 años si es soltero, de ser casado deberá tener al menos 10 años de matrimonio católico y una edad comprendida entre los 35 y 56 años, edad que aplicará también en casos de ser viudo; para más consultas pueden formularlas por correo electrónico a la cuenta diaconadopermanente@diocesissanisidro.org