Ejercitación de la acción misionera

Para iniciar, el Pbro. Jafet Peytrequín, precisa que es necesario redefinir lo que es misión, pues el paso a una Iglesia misionera es un cambio paradigmático, de ahí que hay que pasar de un modelo de mantenimiento a un modelo de construcción, siendo urgente la construcción de comunidades; me define a realidad de sentirme perteneciente a una comunidad y ahí es entonces donde celebro, que no es asistir a ritos sino celebrantes del misterio.

“El paso no es despreciar el sacramento, sino poder comprender que es necesario celebrarlos en el ámbito de una comunidad”; razón por la cual, este ha de ser nuestro punto de partida, siendo la comunidad cristiana aquella que se une para anunciar y comunicar.

Un cristiano se identifica porque tiene o reconoce a Jesucristo como Dios y Señor, es el Misterio de la Trinidad y la comunidad; razón por la cual, sin estos tres elemento no puede existir el cristianismo, así “la comunidad no representa un elemento optativo sino fundamental”, indicó. La misma falta de conciencia de este punto, nos ha llevado a reducir la misa a la hostia y olvidamos la dimensión comunitaria, realidad que afecta incluso aquellos que al no acercarse a comulgar sacramental muchas veces se sienten aparten, pues me beneficio en el contexto de la participación de la Iglesia y no como algo mágico.

Hoy se requiere construir comunidad, conformar identidad y llevar a la experiencia; lo anterior, nos hace no centrar los esfuerzos en el adoctrinamiento y sacramentalización sino en la comunidad, identidad y experiencia, por eso, “aprovechó para aconsejar que es necesario empezar este proyecto con aquellos que nos están apoyando, propiciando verdadera vida de fe que empiece a contagiar”. Recordando que “la acción misionera quiere animar la experiencia, para que la acción catequética iniciatoria pueda crear la identidad y la acción pastoral crea la comunidad”, precisó.

El adoctrinamiento nos hace caer en el error de querer que los demás conozcan a Cristo por lo que yo creo, la acción kerygmática lo que busca es que mi experiencia lleve al otro al encuentro y vivencia de Jesús, indicó el padre. No podemos buscar la mega iglesia, tenemos que optar por las pequeñas comunidades, pero sin caer en los sueños idealistas.

Se ha de optar por un modelo de Iglesia donde reproduzcamos el modelo de Jesús que atraía a los pecadores. Como dice San Alberto Hurtado, donde hay “una sociedad que te ha llevado al fango del pecado y te ha tirado el fango de la indiferencia; la Iglesia es la única que tiende la mano para hacerte sentir persona, porque Él es quien acoge a los pecadores”.

Analizando nuestra realidad, indicó con un estudio latinoamericano, que las razones por las cuales los católicos se están pasando a otras iglesias protestantes, radica en que “encontraron mayor conexión con Dios, mayor claridad moral, mayor ayuda a nivel comunitario que los lleva a compartir la fe, y matrimonios con no católicos en donde siempre la parte católica cede”. Lo anterior nos hace ver “que hay en la Iglesia católica un problema serio, y es el modelo erróneo de pensar que si el padre, incluso el párroco, no puede atenderme, se deduce que la Iglesia no me atendió”, indicó el expositor. Esto hace percibir a la gente, que la iglesia protestante atiende mejor. Exige iniciar un itinerario diocesano que nos haga hacer comunidades con tres elementos indispensables: catequista misionero, ministro acólito y ministro de la Palabra.

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