Fray Rafael Vega Superior de los Franciscanos

Este jueves 16 de febrero, los Hermanos Franciscanos de Cristo Obrero reunidos en La Pintada de San Vito celebraron su Capítulo, encuentro periódico que realizan los frailes para analizar el caminar de la Congregación y la voluntad de Dios en medio de la realidad que se vive. Esta Congregación, hunde sus raíces en Fray Casiano de Madrid, carisma que años más tarde rescató y reorganizó el muy querido Padre Chemita, siendo así una congregación de carácter diocesano.

Fruto de este Capítulo, los frailes de Cristo Obrero han elegido en presencia de Mons. Juan Miguel Castro Rojas, Obispo de San Isidro, al Superior General de los hermanos franciscanos, delicada misión que han encomendado tras pedir el Santo Espíritu al Padre Fray Rafael Vega González, el cual estará acompañado en el gobierno de la Orden por el Padre Fray Roberto Corrales Zamora como Vicario General, el Padre Fray Andrés Ortiz Martínez como Primer Consejero y Fray William Gamboa Rivera como Segundo Consejero.

El nuevo Superior General, nació el 6 de diciembre de 1962 en Heredia, procede de una familia humilde, y describe su infancia como una etapa hermosa de mucho compartir en el campo y de trabajos en la agricultura; con cuatro hermanos y una hermana, señala haber crecido en una familia que entre su pobreza y necesidades siempre existió mucha unión y una gran enseñanza religiosa y espiritual, lo que le hace recordar aquellas tardes del rezo del rosario y a su padre siempre llevarlos a misa. “Ahí, aprendí los valores, el respeto y el asumir responsabilidades, muy niño iba a coger café con papá, y como me gustaba escribir, ya a los 5 años tuve el primer cuaderno y mi lápiz”, precisó el fraile recién electo prior.

Según contó en entrevista a Radio Sinaí 103.9 FM, el Padre Fray Rafa como se le conoce, estudió la primaria en Santo Domingo de Heredia y la secundaria en el Colegio de San Isidro, para aquella época de juventud, recuerda que “asistía a las convivencias juveniles mensuales con Mons. Rómulo Emiliani, y luego formamos un grupo juvenil en la comunidad; ahí, un sacerdote claretiano comenzó a invitarme a la experiencia vocacional, pero no pasó a más”.

Es cuando en la historia vocacional del nuevo Superior de los Franciscanos de Cristo Obrero aparece quien llegaría a ser el Padre Marco Tulio Sandí (que de Dios goce), será este fraile quien le habló del carisma franciscano, carisma que cautivó al joven Vega hasta hacerlo viajar a Coto Brus en enero de 1983 para una entrevista con el Padre Chemita, entonces Superior General. Y tras un mes de pensarlo, el 14 de febrero de aquel año, hace ya 40 años, entró en la Orden, manifestando para aquella época que no quería ser sacerdote, sino servir como hermano, trabajando en la oficina parroquial, sacristía del templo, y otros.

Tras algún tiempo de servicios en la Orden, y luego de participar en otra experiencia vocacional, su Superior General el Padre José María Arguedas Méndez (Chemita) le reiteró que percibía en él cualidades para el sacerdocio, animado nuevamente por Fray Marco Tulio, en medio de la crisis que le provocó aquel ofrecimiento, luego de preguntarse qué desearía Dios, accedió iniciar los estudios más que nada por la afinidad con materias como Biblia y Liturgia, pensando que de no llegar al sacerdocio podría servir a los hermanos por medio del conocimiento que adquiriera, condicionando su seguimiento en aquel camino al resultado favorable que obtuviera.

Así, al recibir los primeros exámenes con favorables resultados, se dijo: “ay Dios, qué quieres de mí”. Los años pasaron, y llegó la Ordenación Sacerdotal por la imposición de manos de Mons. Ignacio Trejos Picado aquel 13 de agosto de 1994 en el templo parroquial de San Vito de Coto Brus.

En estos 40 años de vida religiosa recuerda haber sido superior de la Casa de La Pintada, encargado de la catequesis de la Parroquia de San Vito cuando era todo el cantón de Coto Brus, y formador de hermanos en el noviciado y postulantado, durante su tiempo de seminario recuerda haber servido como vicario general de la Orden junto al Padre Chemita, ya ordenado sacerdote sirvió un tiempo en la Arquidiócesis de San José, tiempo en el que también fue educador, para el año 1995 estuvo en San Vito, luego fue nombrado párroco de Fila Guinea, y posteriormente párroco en la Parroquia de El Carmen (Diócesis de Puntarenas), territorio que atiende las Islas Chira y Caballo, tiempo en el que también fue profesor de colegio. A su regreso a la Diócesis de San Isidro sirvió como vicario en Ciudad Neily, fue Director por 5 años del Hogar AMA, vicario de Catedral, párroco de Palmares y de San Pedro, así como encargado por 11 años de atender espiritualmente a las Religiosas Oblatas, colaboró en la Comisión del Clero, fue Vicario para la Vida Consagrada en el episcopado de Mons. Guillermo Loría y es responsable desde el 2012 de las obras sociales de la Familia Kolping en Costa Rica.

Para el Padre Fray Rafael, esta elección que Dios por medio de los frailes han realizado en el Capítulo, “se asume con mucha responsabilidad, ya he estado atado muy cercano al General de la Congregación (en el pasado), por eso se asume no con temor sino con madurez”. Al reflexionar en los retos de este nuevo servicio, fue claro en señalar el reto “de la identidad de Franciscano de Cristo Obrero, para que nosotros podamos vivir una experiencia congregacional, en una comunidad que permite a los hermanos formarse, como sacerdotes o en cualquier otro tipo de profesión; uno de los retos, es que hay peticiones que no se nos han escuchado, los religiosos somos para estar en comunidad y no para estar aislados, entonces tratar de estar ubicados en comunidad, consolidar la congregación y hacer reanimar esta experiencia de servicio, pues es una obra muy actual”, precisó.

Obra actual que pasa por la vivencia del Evangelio entre los más pobres y necesitados, sobre todo en las obras del Hogar AMA como centro que atiende a niños en riesgo, y la Posada Emaús donde se atiende prioritariamente a la población indígena. Para el nuevo prior, quien tiene claro el carisma de su Congregación, recordó que “es la misericordia rendentora, dando de corazón al pobre para redimirlo y hacerle llenar su corazón de esperanza de que en Jesucristo lo podemos; por eso, nos abrimos a muchos campos, invitamos a los jóvenes a conocer la obra […] Invito a los jóvenes a que vengan y puedan ver la obra de misericordia, a la par de lo espiritual, la convivencia y la fraternidad, pues todos somos hermanos, ninguno es más que otro, sino hermanos servidores para continuar luchando por el Reino de Dios”.

 

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