Este jueves 20 de enero, al ser las 6:00 pm, con la presencia de un buen número de sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y laicos, se celebró la Eucaristía en la iglesia Catedral de San Isidro de El General, para dar gracias a Dios por los años de ministerio episcopal de Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña.
El Padre Froilán Hernández Gutiérrez, durante la homilía, recordó cómo “Dios lleva adelante su proyecto de vida y salvación, en medio de los obstáculos y las dificultades; en nuestra Diócesis, Dios ha ido construyendo una historia, y nosotros los cristianos somos capaces de entender que cada acontecimiento es obra de Dios.” Esta obra, señaló el sacerdote, se ha llevado también a cabo por medio de Mons. Montero.
Con las lecturas proclamadas, el sacerdote precisó que “la desobediencia y la envidia quieren retener la acción de Dios, pero qué hermoso es ver cómo el misterio del mal es sofocado por la obediencia; así, el misterio de obediencia y Dios, van haciendo esa obra de salvación en medio de nuestra fragilidad”. El episcopado y la vida de Mons. Montero, son testimonio de esto, “de lo que Dios hace en aquél que le dice sí, como María, lo que Dios es capaz de hacer, cuando uno le obedece”, precisó el Padre Hernández Gutiérrez.
Y citando el magisterio de la Iglesia, el sacerdote recordó que, “el obispo es el signo visible del Buen Pastor; acá, nosotros congregados en la Catedral, el Pueblo Santo, reconocemos que Dios ha sido bueno, que nos ha dado visiblemente personas en que reconocemos su pastoreo, en Mons. Gabriel hemos encontrado un pastor cariñoso y cercano; y ahí, está la presencia del Señor”.
Al finalizar la Eucaristía, el Padre Edgar Orozco Alfaro, quien fuera el Vicario General durante todos los años de su episcopado en la Diócesis de San Isidro, dirigió unas sentidas palabras a Mons. Montero: “Gracias a Dios por su ministerio, ministerio que ha sido fecundo, y cuya cosecha queda para recoger a lo largo de los años. Usted ha continuado la obra que comenzó Mons. Delfín y que siguieron los otros obispos. No me cabe duda que recojo la intención del corazón de este pueblo, que se encuentra profunda y sinceramente agradecido, usted se va a su comunidad religiosa pero acá quedamos nosotros, esta parte de la Iglesia que le quiere mucho y que espera nos visite, porque siempre será bien recibido con el corazón”.
El Padre Andrés Monge Fallas, también dirigió unas palabras de agradecimiento, esta vez en nombre de los 9 sacerdotes que ordenó durante estos ocho años de episcopado; palabras que fueron acompañadas de la entrega de un presente, un recuadro de un fotomontaje con la leyenda: “gracias monseñor por confiar en nosotros, y permitirnos recibir el don del ministerio sacerdotal, para que juntos sirvamos al Señor con santidad y justicia”.
Por su parte Mons. Montero, fiel a su estilo, se mostró sereno y agradecido, “agradezco mucho la presencia de personas significativas, de Mons. Guillermo Loría que me ordenó obispo, de Mons. Hugo Barrantes ejemplo de servicio, los he visto trabajar de manera incansable. Tanto habría que agradecer, a los sacerdotes por el empeño, dedicación, disponibilidad y servicio, me llevo una frase conmigo de ustedes sacerdotes, que me seguirá edificando: monseñor, estamos acá para obedecer a usted, prometimos obediencia. Es un clero que quiere trabajar por la gloria de Dios, ejemplos interminables me llevo de ustedes que me iluminarán y animarán el resto de mis días. No hay palabras para agradecer el apoyo del padre Edgar Orozco, compañero y amigo, tanto que tendría que decir de él. Gracias, familias que han sido apoyo mío, cercanía y ejemplo maravilloso de vida cristiana, familias y personas en general, porque de esta diócesis, así como fui edificado por los agentes y delegados de Golfito, al inicio de mi ministerio sacerdotal; ahora, me voy edificado por todos”.
“Si hay algo que quise fue tratar de ser un amigo y hermano para ustedes, me sentí también su padre y pastor, pero si algo traté con todo el corazón, fue tratar de ser hermano y amigo de todos ustedes. Y he recibido desde el primer día una lluvia abundante de afecto, cariño, aceptación y apoyo que no puedo olvidar. Cuenten con mi oración y espero contar con la de ustedes”, finalizó Mons. Montero, ante el aplauso fuerte y largo que brotó espontáneo de los presentes.