Una larga y retadora jornada esperaba al obispo en este cuarto día de visita pastoral a Palmar Norte, el gran temor como lo señala el mismo párroco el Pbro. Gerardo Fernández, era lograr el ascenso y descenso hasta la comunidad del Coquito a unas dos horas del centro parroquial; muy temprano inició el viaje que estuvo acompañado por un acceso ciertamente difícil, sobre todo en los 2 Km de terreno en tierra, que por las condiciones montañosas propias del lugar hacía del terreno poco estable para el tránsito vehicular…, sin embargo, a pesar del viaje un tanto violento o movido, se pudo llegar hasta la comunidad en los vehículos, de lo contrario correspondía caminar, por lo menos, por espacio de una hora.
Ya en la comunidad del Coquito, todo fue alegría y gozo, la particular visita del obispo como pastor diocesano, hacía dibujar en las 60 almas presentes signos de esperanza y paz; un obispo entre ellos con un mensaje de vida, eso era lo que esta comunidad experimentó esta mañana del 6 de mayo, Mons. Montero en la homilía les recordó el sentido de la Pascua, paso de Dios que se celebra cada domingo, paso de Dios que hace el bien entre nosotros, paso de vida, porque ya cercana la Ascensión y Pentecostés comprendemos que realmente somos dichosos al tener un Dios que ha querido estar dentro de nosotros en y por medio de los sacramentos. Todo esto, lo entendemos como un paso del amor de Dios, un amor que es grande y perfecto; recordemos, “Dios nos muestra el verdadero amor, porque nosotros hemos desvirtuado esa palabra y ese verdadero sentido, no olvidemos que Pedro no puede decirle al Señor que lo ama, tan sólo que lo quiere, lo amará hasta que sea capaz de entregar la vida”, puntualizó.
Después de la Eucaristía, Mons. Montero destinó tiempo para confesar a algunos fieles; seguidamente, compartieron el almuerzo de la manera más fraterna que podemos imaginar, haciendo vida el Evangelio, que nos envía a vivir la comunión y así todo el pueblo junto a la cocina ente historias y risas degustaron de la buena cuchara campesina.
Por la tarde, le esperaban tres actividades más; primero, una visita a la comunidad de Villa Colón, en donde escuchó a los agentes expresar sus angustias ante la falta de respuesta de la comunidad y aunque algunos quisieran encontrar sus justificaciones se resume en la falta de compromiso; ante ello monseñor anima e insta a reconocer la necesidad de gestionar un plan que oriente y haga despertar el verdadero compromiso y protagonismo de cada uno en medio de su responsabilidad como bautizado.
De ahí, se dirigió a las Fincas, donde sostuvo una reunión con la Junta Administrativa de COOPALCA quienes son los dueños de las tierras ocupadas por campesinos, a ellos monseñor les insistió que les visitaba con una actitud de verdadera escucha, con el deseo de conocer la realidad desde todas sus aristas, queriendo comprender las dificultades más hondas que alrededor del tema se generan; ellos le dijeron al obispo estar desilusionados con el modo como el gobierno ha enfrentado la situación. Al finalizar, se les propuso continuar en contacto, haciendo la terea de la Iglesia de acompañar los procesos y propiciar el diálogo y la producción de una propuesta en conjunto con CONTROSA al gobierno, de tal manera que genere bienestar para todos.
Finalmente, presidió la Eucaristía en Palmar Sur, junto a las Hermanas Bethlemitas quienes celebraban al Santo Hermano Pedro de Betancourt, luego de la celebración se tuvo un convivio fraterno.