Mons. Montero testigo de la frontera de desesperación

Ousmane Bah es uno de los tantos rostros atrapados en la frontera entre Costa Rica y Panamá. Él viene de Guinea Conakri y como cientos de africanos escapan de la guerra y la pobreza que, según denuncian, viven en sus países de nacimiento.

“Si fuera otra la situación jamás dejaría a mi familia, jamás dejaría mi país”, afirma Ousmane, al tiempo que asegura, que jamás salió de su nación para vivir lo que está pasando en 200 metros (por ejemplificar su realidad) de territorio costarricense, donde vive hacinado con compatriotas y africanos de otros países que lo único que quieren es una vida mejor.

Monseñor Fray Gabriel Enrique Montero, Obispo de San Isidro del General, tiene como prioridad confrontar esta realidad y buscar una solución. Quiere tocar puertas del gobierno, quiere tocar los corazones desesperados de tantos africanos que conforme pasan los días, aumentan su tensión…

Es el mismo Obispo quien mira que la vivencia de estos migrantes extracontinentales está alcanzando un tono de desesperación. Por eso hace un llamado a la paz. Por eso revisa junto con autoridades del gobierno, las mejores condiciones para garantizar un trato humano a los africanos. Por eso apoya también las acciones que han tomado sacerdotes, laicos y otras gentes de la Diócesis por llevar alimento y artículos personales para el aseo de quienes viven una pesadilla.

“Lo que me preocupó es su situación de desesperación, sentí que esto ha llegado a un punto de desesperación”, destacó Monseñor Fray Gabriel.

Evitar cualquier brote de violencia es un clamor que realiza el Pastor de la Diócesis. Él revisó el campo ferial preparado de forma temporal para que los africanos salgan de la calle.

El Obispo ve pocas salidas a la crisis. Y por eso hace un llamado al gobierno, para que flexibilice su posición, para buscar alternativas que permitan a los africanos salir del país, el cual es finalmente el deseo de ellos.

Pero, al mismo tiempo, ha hablado con los africanos, y les ha dicho que deben tener apertura para acercarse a los centros de atención que el gobierno ha habilitado.

En el año de la Misericordia, Monseñor sabe que este es un nuevo reto para el país, para la Iglesia… Iglesia que tiene credibilidad entre los africanos, no así el gobierno. Los africanos afirman que ya no creen en las promesas del gobierno costarricense.

En esa medida, Monseñor también pide calma, pide apertura, de ambos sectores. “Por ahora, se los dije a los africanos, no hay otra alternativa, deben ir a esos centros de ayuda. No parece haber otra alternativa”.

¡Su compromiso va más allá! Monseñor quiere tocar la puerta del gobierno, para agilizar trámites y permitan una salida favorable al deseo de encontrar una vida mejor a los africanos que, en algunos casos, salieron hace más de seis meses de sus naciones.

“Estaría dispuesto a hacer lo que sea para que esta situación se aliviane”, dijo el Obispo quien destacó “que es más evidente que ante esta situación se necesita una gran misericordia”.

Mientras tanto, Ousmane, como cientos de africanos, quieren seguir un recorrido que parece no tener fin… tras salir del continente africano, se enrumbaron al Sur, pasando por países como Brasil, Ecuador, Perú y Colombia, luego Panamá y Costa Rica… pero la esperanza sigue siendo llegar a Estados Unidos, o a un país donde pueda trabajar.

Por ahora, aunque Ousmane está disconforme con el gobierno, está feliz con este país de paz, con la solidaridad de la gente y por eso indica: “Dios bendiga a Costa Rica, Dios bendiga a África”.

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