Este sábado 18 de febrero, nuestros obispos celebraron la santa misa en la Basílica de Santa María la Mayor, gran referente de la devoción mariana en occidente. Presidió esta celebración Mons. José Francisco Ulloa, obispo de Cartago, quien al saludar a los presentes destacó: «hemos venido aquí a agradecer a la Madre Santísima las vivencias de estos días…, este es el broche de oro de nuestra visita Ad Limina«.
En su predicación recordó lo que, a su juicio, fueron los tres pilares fundamentales de esta visita: «hemos ido a la tumba de Pedro, a hacer profesión de nuestra fe; luego, con el Papa Francisco signo de unidad que dirige en la caridad a la Iglesia hemos sido confirmados en la fe; y después, visitamos la tumba de Pablo, Apóstol que nos inspira a salir a todas partes a predicar el Evangelio. Pero no podríamos quedarnos sin visitar este sagrado lugar, en el que reconocemos a la Santísima Virgen María como la madre de la Iglesia. Estamos aquí para sentir la ternura y la caricia de la madre».
Finalmente, se dirigieron a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, última instancia de la Santa Sede a la que se presentaron los obispos en esta visita ad limina. Dicha Congregación tiene como tarea específica la propagación de la fe en el mundo y la coordinación de todos los esfuerzos misioneros, velando por 1110 diócesis, prelaturas y vicariatos en todo el mundo.
El Prefecto, cardenal Fernando Filoni, quién acompañó por unos minutos a los obispos, insistió en el carácter misionero que da identidad a la Iglesia. Posteriormente, Mons. Savio Hon Tai – Fai, secretario de esta congregación, asumió la coordinación del diálogo. Durante el encuentro, Mons. Javier Román, obispo de Limón, informó sobre las distintas tareas que lleva adelante la Comisión Nacional de Misiones y las Obras Misionales Pontificias en nuestro país.
Como detalle a destacar, se señaló la gran generosidad del pueblo costarricense en el Domund, que es a su vez, expresión de la conciencia misionera de nuestras comunidades.