Ordenación Presbiteral y Diaconal en San Isidro

La mañana de este 30 de junio, fue testigo junto a una Catedral abarrotada por completo de fieles, de la ordenación diaconal del seminarista Carlos Wilfredo Valverde Elizondo y de la ordenación presbiteral del Diác. Johnny Alexánder Leiva Gamboa.

Durante la homilía de esta Eucaristía, Mons. Montero hizo incapie en reconocer la inmensa alegría con que celebrábamos este rito, porque para la Diócesis es un momento especial, máxime por el poco clero que hay, y porque somos conscientes que hemos sido «llamados por el Señor para este extraordinario ministerio que Dios tiene para la Iglesia».

La importancia de ese ministerio, es que no sólo estamos «ordenados a la vida cristiana en general sino al servicio del pueblo de Dios», precisó el prelado. Al tiempo que recordó cómo «es sacerdote no porque quiere serlo, sino porque Dios lo llama, así es vocación enteramente de lo alto».

Para cumplir la misión, «se requiere ser lo más parecido a Jesucristo por eso tiene que ser lo más santo posible. Tiene que ser un enamorado de la Palabra de Dios, lo que buscan los fieles es que seas un ejemplo vivo de esa Palabra que predicas», pidió con vehemencia Mons. Montero.

«Van a recibir poderes especiales, tendrá el poder de transformar el pan en Cuerpo de Cristo, quién podría hacer esto. Lo que recibe no es suyo, no lo recibe por mérito propio sino por dignación única de la misericordia de Dios que la deposita en él y lo faculta para hablar en su nombre», recordó el Ordinario de San Isidro al nuevo presbítero, minutos antes de su ordenación.

Finalmente, el obispo se dirigió a sus ordenados, ambos precedentes de la tierra de Los Santos, uno de Santa Cruz de León Cortés y el otro de Copey de Dota, pidiéndoles no olvidar sus raices: sean «hombres del pueblo, un hombre de los pobres porque son aquellos que llevan la peor parte en este mundo, deben luchar por la causa de los que más sufren. No pueden aliarse con los ricos que les hagan cerrarse la boca y no poder defender al pobre, como es el caso de Costa Rica, donde los que más tienen son los que menos aportan. No olvidemos  nuestros orígenes y que somos parte del pueblo de Dios», acotó.

Al concluir la Eucaristía, Mons. Montero obispo titular concedió las licencias al nuevo presbítero y anunció que ambos servidores continúan temporalmente en las parroquias donde prestan su ministerio, esto sucedió minutos antes de que todos los Obispos presentes: Mons. Montero (diocesano), Mons. Hugo Barrantes (oriundo de Pérez) y Mons. Guillermo Loría (emérito de San Isidro) pidieran de rodillas la bendición del neo presbítero.

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