La ventosa y soleada mañana de este sábado 28 de enero en Buenos Aires de Puntarenas, parecía manifestar el gozo que también existía en el corazón de tantos feligreses congregados de diferentes sectores de la Parroquia San Pedro Apóstol, con ocasión de la celebración donde Mons. Juan Miguel Castro Rojas encomendaba al Padre Andrés Monge Fallas, la misión de pastorear en calidad de párroco esta feligresía.
“Es una parroquia inmensa, con accesos algunos bastante complicados, hoy serán tres los que estarán al servicio, vamos a ver si más adelante se podrá que sean cuatro, si hay más vocaciones”, inició el Obispo Diocesano sus palabras de buenas noticias para esta comunidad parroquial, refiriéndose al nuevo párroco, su vicario parroquial y al acólito que estará en espera de su ordenación diaconal en los próximos meses.
“El obispo es el pastor, y se supone que es quien debe estar pastoreando, pero ante esta diócesis tan inmensa, se delega a un sacerdote para que represente al obispo en la comunidad”, introdujo el prelado su reflexión acerca de la misión del sacerdote. Y añadió: “el Papa Francisco decía: quiero ver los templos abiertos y la luz del confesionario encendida. ¿Qué quiere decir esto? Que el templo debe estar abierto siempre, donde las personas puedan venir adorar a Jesús. Le pido Padre Andrés, Padre Jorge y Michael, motiven siempre la adoración eucarística”.
Entre los signos visibles que se realizan en la entrega de una parroquia al párroco, destacan elementos que hacen referencia a la vida sacramental, como son la sede para la confesión, la pila bautismal y los óleos; al respecto, precisó Mons. Castro: “Padre Andrés, el sacramento de la reconciliación es un sacramento de salud y vida, sacramento que viene a renovar la vida de una persona, usted será el instrumento para ellos, tenga horarios suficientes para ello, de tal manera que la gente pueda llegar”.
“Viva Padre Andrés cada celebración de la Eucaristía, lleve esta Palabra de vida eterna que viene a fortalecer y ayudar en la vida, la Eucaristía es alimento indispensable en el caminar de todo cristiano, por eso que todas las comunidades tengan acceso”, insistió el prelado. Luego, lo invitó a ser un pastor según la Palabra, “aquel que se preocupa por las ovejas, cercano a sus ovejas, que da la vida por ellas. Padre Andrés, siga siendo un sacerdote cercano, humilde, lleno de amor y de misericordia, que se caracterice por estar en medio de la comunidad, que no le tengan miedo, para que siempre tengan acceso a usted […] Tenga siempre amor y caridad, desde el amor es donde se transforma el corazón de una persona”.
Finalmente, le recordó al joven Padre Andrés quien asume por primera una parroquia en calidad de párroco que, “para poder vivir de la mejor manera su sacerdocio es importante tener la fe, ser un sacerdote de fe, abandonado totalmente en las manos de Dios, como Abraham que abandona todo para ir hacia aquella tierra que el Señor le estaba prometiendo, se abandona, confía y fortalece su vida. Es por fe que podrás hacer grandes obras en esta comunidad”, indicó Mons. Castro.
Casi al término de la Eucaristía, el Padre Andrés Monge Fallas dirigió unas palabras a los presentes, “agradecer a Dios por haberme llamado a la vida, por haberme injertado en la Iglesia por el Bautismo y por haberme llamado al sacerdocio, agradecer a Dios por mi familia y por mis amigos, también por ustedes que tras los años en esta parroquia (como vicario parroquial) son mis amigos, agradecer a usted monseñor por confiar en mí, que este es el plan de Dios, de continuar acá en esta parroquia. Pedirles que recen por mí, la intención es darle continuidad y lo más importante es compartir la fe, acercarnos al Señor formándonos, para poder en medio de nuestra fragilidad hacer pequeños grandes esfuerzos para la conversión y comprender que Dios a todos nos ama por igual, por la gran dignidad de haber sido salvados”.
El Padre Jorge Sancho, vicario parroquial, también hizo un llamado a dialogar para poder servir de la mejor manera, porque sólo la oración y el diálogo hacen posible la corrección y el caminar juntos; el seminarista Michael Varela, acólito nombrado en esta parroquia, mostró la alegría de poder vivir esta experiencia en Buenos Aires, y solicitó que lo acompañaran en este proceso vocacional que vive con la oración frente al Señor en la Eucaristía.