Papa Francisco: «Dios no mira rótulo o condena»

La jornada matutina de este viernes 25 de enero estuvo marcada por la visita del Papa Francisco al Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pácora. En esta actividad, el joven Luis Oscar Martínez, privado de libertad, dirigió unas sentidas palabras al Sumo Pontífice: «mi vida ha sido difícil, cuando tenía un año de edad mi padre abandonó a mi madre…, cuando iba creciendo sentía que me faltaba algo, que había un vacío dentro de mí y hoy sé que ese algo que faltaba era la voz de mi papá que me guiara con amor… Tiempo después tropecé y cometí un delito, no imaginé que tendría consecuencias graves, causé un daño profundo a un ser querido y a mí… Al principio fue duro convivir con otras personas privadas de libertad, pero cuando me trasladaron…, meditando una noche, algo me dijo que no todo ha terminado porque mi propósito es grande, en ese momento comprendí que mi padre Dios estaba conmigo y que si estoy en este momento hablando con usted es por gracia y amor de parte de Dios mi Cristo amado», precisó.

Durante la Liturgia Penitencial, el Papa Francisco con una mirada llena de misericordia, dijo: «Jesús no tiene miedo de acercarse a aquellos que, por un sinfín de razones, cargaban sobre sus espaldas con el odio social… o con el peso de sus culpas, errores o equivocaciones como los así llamados pecadores».

«Jesús se acerca, se compromete, pone en juego su reputación e invita siempre a mirar un horizonte capaz de hacer nueva la vida y la historia. Dos miradas bien diferentes que se
contraponen. Una mirada estéril e infecunda ―la de la murmuración y el chisme― y otra que invita a la transformación y conversión ―la del Señor», acotó el obispo de Roma.

En este aspecto, el Papa Francisco fue claro en denunciar el dolor que «genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse que en luchar y luchar para crear oportunidades y transformación»; lo anterior, es una actitud que desdice el Evangelio que está marcado por la misericordia infinita, que brota de «otra mirada que no es nada más y nada menos que la que nace del corazón de Dios».

Francisco también indicó que otra murmuración que taladra nuestros sueños es el «no vas a poder»; ante esto, el Vicario de Cristo fue claro en animar a los presentes, diciéndoles: «amigos: cada uno de nosotros es mucho más que sus rótulos… Busquen y escuchen las voces que impulsan a mirar hacia delante y no las que los tiran abajo. La alegría y la esperanza del cristiano ―de todos nosotros, también del Papa― nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie, no puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo. ¿Aquí? Sí, aquí», reiteró.

Y añadió, «ustedes son parte de la familia, ustedes tienen mucho para compartir, ayúdennos a saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos. Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible. Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para
crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo».

E invitando a los jóvenes a la Reconciliación, precisó: «todos podremos experimentar la mirada
del Señor, que no mira un rótulo ni una condena, sino que mira hijos. Mirada de Dios que desmiente las descalificaciones y nos da la fuerza para crear esas alianzas necesarias que nos ayudan a todos a desmentir las murmuraciones».

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