Este jueves 26 de enero, el P. Fray Roberto Corrales Zamora asumió como nuevo párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Platanillo de Barú, en medio de una celebración que contó con los signos visibles del servicio de pastor que ejerce el sacerdote en nombre del Obispo, así como la compañía de un significativo número de fieles que asistieron a este importante momento en la historia de la vida parroquial.
El P. Luis Gerardo Fernández Solano, Vicario General de la Diócesis de San Isidro, fue el delegado por Mons. Juan Miguel Castro Rojas para que presentara e instalara como párroco al fraile Corrales; durante la homilía, que estuvo a cargo de Fernández, dijo: “Dios siempre está con nosotros […] Hoy estamos alegre porque el señor nos visita a través de la Palabra, de la Eucaristía, de los hermanos, es el Señor quien les deja al Padre Roberto para que se acompañen en este camino hacia la santidad”.
Con un fuerte y convencido llamado a ser santos, el Vicario General insistió: “ocupamos escuchar la Palabra y ponerla en práctica, pero además se requiere el deseo de serlo; los santos desearon estar con el Señor […] Esta es nuestra tarea. Todos los sacramentos están encaminados hacia la santidad, el Señor nos ha regalado por la Iglesia esa gracia de que unos con otros nos ayudemos a crecer en la santidad […] Los santos que hoy celebramos escucharon la Palabra, la hicieron vida y la transmitieron a otros, nosotros al igual que ellos, también el Señor nos ha elegido para que compartamos esa fe, este es el caso del Padre Roberto, estará de pastor en el nombre del obispo acompañando y transmitiendo la fe en medio de ustedes”.
Al terminar la celebración, el Padre Fray Roberto se dirigió a la comunidad, diciendo: “bendecir a Dios en su gran misericordia que ha puesto su mirada en mí, me llamó a la vida consagrada, al sacramento sacerdotal, esta es ya la novena parroquia donde he estado sirviendo, ahora el Señor ha querido que este con ustedes. Soy Franciscano de Cristo Obrero, religioso y me acompañan los frailes. Ellos me hacen falta y seguro los estarán viendo”.
“Ser párroco implica una gran oportunidad de servir, y para hacerlo bien es siendo fiel al ministerio, por medio de una actitud orante, siempre de disponibilidad y atento a la voz del Señor para hacer su voluntad. Las decisiones importantes se toman a la luz de la meditación, qué es lo mejor para mí, para la Iglesia, para la comunidad y para la parroquia. Así, las decisiones importantes se toman para la vida, las ligeras son para salir del paso. Vengo hacer lo que la Iglesia me ha enseñado, vengo con el pensamiento de si algo está caído en la evangelización levantarlo con la ayuda del Señor, y lo que camina bien lo vamos alimentar, animar y acompañar”, acotó el Padre Roberto.
Finalmente, y antes de que el pueblo presente en el templo parroquial se uniera con un sentido y caluroso aplauso, el sacerdote y franciscano, dijo: “me encomiendo a sus oraciones como yo estaré rezando por ustedes; ténganme confianza, y si le han hablado de mí, olvídenlo, mejor conózcanme y acérquense”.