La Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en Platanillo, vivió este sábado 24 de septiembre el Jubileo Extraordinario de la Misericordia; esta actividad “se ha ido preparando desde el año pasado, estaba incluido entre las actividades parroquiales, se fue motivando durante mucho tiempo a la comunidad para que participarán, siendo un momento importante para la vida parroquial”, señaló el Pbro. Juan Carlos Quirós, párroco de la localidad.
Este sábado, la Catedral de San Isidro fue abarrotada por feligreses de Platanillo que asistieron gozosos a la celebración de este jubileo, más de 700 personas asistieron a esta llamada que inició en el Calvario, lugar donde se dispuso para la Reconciliación y desde donde peregrinaron hacia la Puerta Santa.
Ahí, el Padre Pedro Obando, Misionero de la Misericordia, compartió un mensaje en torno este tema, el cual sirvió de motivación y reflexión para los cientos de fieles que aprovecharon y celebraron este momento de indulgencia. Llegados a la Catedral, se celebró la Eucaristía, que fue presidida por el Pbro. Juan Carlos Quirós; durante la homilía recordó que “la misericordia tiene un efecto cascada; viene del amor de Dios, Él abre su corazón, se derrama en nosotros, pero nosotros también tenemos que abrir el corazón y derramar esta misericordia en los demás”, puntualizó.
Luego de la misa y de compartir el almuerzo; los agentes de evangelización de la parroquia junto a su párroco, se dispusieron a vivir el verdadero sentido del año jubilar, realizando cinco obras de misericordia; para ello se distribuyeron por sectores, el Sector de Platanillo visitó el Hogar de Ancianos de Pérez Zeledón Mons. Delfín Quesada Castro, ahí por espacio de una hora dedicaron tiempo sobre todo a los más enfermos y tristes compartiendo con ellos su tiempo y amor; otro grupo del Sector de Hatillo fue al Cementerio General, donde visitaron y oraron ante la tumba de muchos difuntos, dedicándose de manera especial en aquellas sepulturas que carecían de nombre o con fechas muy antiguas; el Sector de San Juan de Dios dio de beber al sediento repartiendo agua y fresco por las calles; mientras que el sector de San Salvador preparó almuerzos y los llevó a un lugar donde reciben indigentes; finalmente, otro grupo preparó una serie de papelitos con textos del libro de los Proverbios, con el fin de dar consejo a las personas que fueron encontrando por las calles de la ciudad.