El pasado sábado 19 de marzo, a las 10:00 am, se celebró la eucaristía en honor a San José, co-patrono de la parroquia, en dicha Eucaristía se dio gracias a Dios por el aniversario de vida consagrada de la Hna. Ana Iris Araya y de la Hna. Elvia Navarro.
Durante la homilía el Pbro. José Israel, se dirigió a los fieles presentes, recordando que la Iglesia al celebrar la solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús, podemos contemplar el amor de Dios entre nosotros… ¿Porqué la Iglesia celebra la paternidad adoptiva de San José? Porque él también colaboró en cierta parte con el plan salvífico de Dios. Siendo ésta una oportunidad para alegrarnos en el corazón, porque definitivamente en San José podemos reconocer los ideales de un cristiano verdadero que ha hecho encuentro con aquél que es el Dios de la historia, el Dios de la salvación.
En la Misa de cada día, se nos dice que: en el año de 1621 el Papa Gregorio V declaró el 19 de marzo como fiesta a San José, el Papa Pío IX proclamó a San José patrono de la Iglesia Universal y el Papa San Juan XXIII lo introdujo ya en el canon de nuestras celebraciones. Podemos ver entonces, hermanos y hermanas, dijo el padre Israel, la figura primordial y ejemplar de San José en la Iglesia, primero patrono universal de toda la Iglesia y también patrono de las vocaciones e inclusive también de aquellas personas que se encuentran en la etapa moribunda. Aquí en Costa Rica, es el patrono de la provincia eclesiástica, patrono de la capital y de la arquidiócesis.
Podemos descubrir en San José, valores primordiales en la vida de un cristiano, como son el ser: hombre de silencio, hombre justo, y también hombre que se entregó para ser protector de María y de su hijo Jesús. Cómo falta entonces, hermanos y hermanas, en nuestra vida cristiana el silencio al estilo de San José… Cómo falta también, en la sociedad la honradez, la justicia, ser justos como San José. Y también podemos ver, en este día, la protección de un hombre hacia su hijo adoptivo Jesús…
Pidamos entonces, en esta celebración, por todas aquellas personas que de una u otra manera se entregan, sin ser padres biológicos, por aquellos que Dios les da, siendo padres adoptivos, para que Dios garantice a todas estas personas esa entrega y ese cuidado por los hijos.
Y también pidamos a Dios por intercesión de San José, cada quien desde su corazón, dará gracias a Dios y le pedirá a este gran santo que nos muestre las virtudes, en este caso la honradez, la justicia, la santidad, el silencio.
Quiera Dios que en nuestra celebración y sobre todo de cara a este gran amor salvífico de Dios para con nosotros, ya casi iniciando los días santos, la pascua, que el ejemplo de San José nos haga entonces entregarnos más por Jesús, por Dios… aquél que dio la vida por cada uno de nosotros y nos invita definitivamente a abrazar la Cruz.
La vida de San José no tuvo que ser fácil, recordando el momento del parto, o el mismo momento en que el Ángel le explica que aquel que está en el seno de su esposa es obra del Espíritu Santo, asimilar eso, asimilar también el momento del parto, la huida a Egipto, cuántos momentos de dificultad y de tristeza y angustia, tuvieron que pasar. Pero sin embargo, hermanos y hermanas, Dios siempre estuvo con él, y esto es lo que tiene que darnos a nosotros esta esperanza de que Dios, a pesar de las dificultades, siempre está con nosotros.