Este 25 de noviembre, en el contexto propio de un jueves eucarístico, el Pbro. Carlos Ernesto Espinoza González, quiso celebrar junto con los parroquianos de San Rafael de Platanares sus 30 años de servicio sacerdotal. Con la presencia de un significativo número de sacerdotes, algunos seminaristas y una representación de laicos procedentes de la parroquia, se dio gracias a Dios por el ministerio de este entregado y carismático sacerdote.
La homilía, a cargo del Pbro. Alejandro Segura Godoy, fue una amena y humana valoración del ministerio sacerdotal, que sirvió para hacer notar las grandes cualidades de este servidor: «el sacerdote es aquél lleno del Espíritu, que es capaz de pastorear, enseñar, evangelizar y administrar, ejerciendo su ministerio en nombre del Señor». El Padre Segura, recordó a los presentes que el sacerdote es un regalo de Dios, el ministerio «es un tesoro que llevamos en vasos de barro; y por eso, la comunidad tiene que entender la presencia del sacerdocio como un regalo, como un don», indicó.
Al describir al Padre Carlos, Segura Godoy lo definió, «siempre cercano, aquél que se aprende el nombre de todos, con una visión madura se cada pueblo, conocedor de quiénes son los líderes comunitarios, pastor que sabe cómo guiarlos; ustedes tienen un buen pastor, un pastor siempre preocupado», precisó.
Un detalle particular y especial de la ceremonia, fue el hecho que el Padre Carlos Ernesto quisiera ofrecer la misa por el eterno descanso de sacerdotes cercanos a su proceso o pertenecientes a la historia diocesana. Elemento de fraternidad, que también se vio reflejado en el espacio de adoración eucarística que se vivió al final de la celebración, donde oró con los seminaristas y sacerdotes, especialmente por aquellos que son sacerdotes jóvenes, enfermos o sin fuerzas, orando también por quiénes perseveran en el llamado y por quienes se cansaron de luchar.
Po medio de Radio Sinaí 103.9 FM, el Padre Carlos Ernesto dijo: «celebrar el 30 aniversario de ordenación presbiteral es don y gracia, es pura misericordia de Dios; al contemplar los retos a lo largo del tiempo ya superados, y consciente de la fragilidad y de la debilidad del recipiente que lleva el tesoro del ministerio o la vasija de barro, sólo Dios hace posible que se persevere, se mantengan las ganas de servir, y que se quiera renovar cada día el sí, que se dijo y se actualiza hoy. Brota entonces de lo profundo del ser…: Gracias por todo, y por tanto que me sigues amando, incondicionalmente, Señor».
El Padre Carlos, nació el 21 de febrero de 1964 en Cartago, realizó sus estudios primarios en la Escuela Ascensión Esquivel en la misma ciudad, sus estudios secundarios los realizó en el Colegio Nocturno de Cartago de 1977 a 1980; sus estudios eclesiásticos los realizó en la Provincia Nuestra Señora de Guadalupe de los Frailes Franciscanos con sede en la Zona 12 en Guatemala; ha realizado estudios universitarios, obteniendo el grado de Licenciatura en Teología en la Universidad Rafael Lamdivar, Profesorado de Filosofía en la Francisco Marroquí de Guatemala, Psicología en la UACA y Maestría en Logoterapia por la Universidad Galileo. Está incardinado a nuestra Diócesis de San Isidro, con la ordenación diaconal del 25 de julio de 1991; fue ordenado presbítero, el 30 de noviembre de 1991 en la parroquia de Quepos, por la imposición de manos de Mons. Ignacio Trejos Picado, obispo diocesano de aquel momento.