El Pbro. Edgar Orozco Alfaro, Vicario General de la Diócesis de San Isidro, viajó este viernes 22 de abril a la Zona de Paso Canoas, Frontera con Panamá, para constatar la situación que viven estas 400 personas, en su gran mayoría africanos, quienes atraviesan esta situación crítica migratoria.
Comenta el sacerdote que la visita tiene por fin poder constatar el drama que se vive, y hacer un llamado urgente para que se logre la atención de estas personas; “hemos visto como están tirados, literalmente echados” por la razón de no ser aceptados por ninguna de las dos naciones y esto “está a punto de provocar serias consecuencias a la salud”, pues están “en condiciones infrahumanas”, puntualizó.
Hacemos un llamado, dijo el Padre Orozco, a todas las personas a colaborar porque son vidas humanas las que están en juego; de momento las parroquias de Agua Buena y Ciudad Neilly hacen esfuerzos por aportar al menos 400 comidas diarias, pero el llamado es a continuar, pues la situación podría explotar por razones de pandemias, “no es necesario ser médico para ver problemas de desnutrición serios en esta población debido a las circunstancias”.
Los mecanismos legales del gobierno no se han aplicado en esta ocasión por la situación migratoria de este grupo (son ilegales), razón por la cual es la Iglesia la que está haciendo presencia en favor de estas hermanas y hermanos africanos.
Informa el Pbro. Edgar, que este viernes se tuvo la iniciativa de hacer una reunión con los sacerdotes encargados de las parroquias fronterizas de nuestra diócesis y laicos panameños, quienes con verdadero amor están atendiendo esta situación; se quieren coordinar esfuerzos y pensar cómo aprovechar de la mejor manera, tanto los recursos humanos como los de alimentos.
Por esta razón, pide a las parroquias realizar campañas de recolección de objetos de limpieza personal y alimentos no perecederos (hay que tomar en cuenta que viven en la calle –literalmente botados– y por tanto no hay dónde prepararlos o cocinarlos, razón por la cual se debe preparar en las parroquias vecinas de forma coordinada).
Señala el Pbro. Edgar, “la situación es desgarradora, la práctica de la misericordia no es darle algo a alguien de mala forma, quien no se conmueva ante esta situación y esta realidad, de verdad como cristiano no está haciendo nada”; esta situación nos hace pensar que tenemos que vivir las bienaventuranzas porque “la vivencia de la Eucaristía nos envía a vivir la caridad y el amor”.
Termina recordando el padre “que cuando estos hermanos dejen de ser noticia, cuando no estén en las páginas de la prensa, nosotros como Iglesia católica tenemos que seguirles acompañando porque estos hermanos si son prioridad para la Iglesia”.