Al ser las cinco de la tarde de este domingo 16 de enero, dio inició la Eucaristía en la cual el Administrador Apostólico de la Diócesis de San Isidro, Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, instaló al Padre Johnny Alexander Leiva Gamboa como párroco de la Parroquia Inmaculada Concepción, en Rivas.
Una tarde de verano, con un sol que se colaba entre las ventanas de aquel templo parroquial, sirvieron de escenario para una comunidad que reunida contemplaba y participaba expectante de los varios signos de esta ceremonia: la entrega de las llaves del templo, de la pila bautismal y la sede de la reconciliación, la profesión de fe por parte del nuevo párroco y la aceptación de la misión encomendada, fueron algunos de los muchos signos que este rito pide.
Durante la homilía, el prelado recordó con la Palabra de Dios que, “una parroquia debe ser el lugar donde se proclaman buenas noticias, donde todos puedan escuchar la Palabra que anuncia las grandes maravillas de Dios, el amor infinito que Dios les tiene a todos; ésta, es la primera responsabilidad de un párroco y por ende del consejo de evangelización”, precisó.
En esta misión, “el párroco en algunos momentos tiene que corregir; y se corrige para que la persona cambie, para que sienta que la amas, que no lo haces por hacerlo sufrir, sino por su bien. Igual que un padre lo hace con sus hijos; eso, es parte de la función del párroco, aunque no guste”, puntualizó Mons. Montero.
“La parroquia como anuncia San Pablo, debe ser un lugar desde donde se distribuyen los carismas, y donde todos tienen una función; lugar donde el párroco va dando responsabilidades a todos según sus carismas, de tal manera que los confirme en las tareas que cada uno debe hacer. El párroco sabe guiar a su pueblo con sus carismas. La parroquia, debe ser un centro desde donde le párroco con la acción del Espíritu, haga que todos pongan los carismas al servicio de la comunidad”, agregó Mos. Montero.
Así mismo, con el Evangelio, hizo mención de que “el vino no puede acabarse en una parroquia, porque Jesucristo es el principal en la parroquia, siempre tiene que haber el vino de la gracia y debe ser cada día mejor. Y si se acaba, porque somos humanos, María está para interceder y Jesucristo para actuar. Entonces, el párroco debe velar para que la humanidad se acerque a Dios, se convierta y se bautice, se haga miembro del Pueblo de Dios, pueblo al que debe cuidar y velar mediante la oración. Ese es el vino que no puede faltar, el vino de la oración y la constancia en la conversión”, concluyó el prelado.
Por su parte, en entrevista a Radio Sinaí 103.9 FM, el Padre Johnny Leiva Gamboa, señaló que esta celebración para él significó, “un renovar ese llamado que Dios un día me hizo a la vocación sacerdotal, me hizo recordar mucho que, durante el tiempo de seminario, en el discernimiento vocacional una constante era: ¿para qué quiere ser sacerdote? Y la respuesta era para servir, y conforme uno avanza en el ministerio sacerdotal se da cuenta que el Señor también le va ayudando a uno, a dar pasos para continuar sirviendo más”.
También, recordó que tras un hermoso tiempo vivido como vicario parroquial en las parroquias donde ha servido, “la Iglesia y el Señor me llaman a ser párroco, descubro que ahí, en todos estos elementos que presenta la liturgia de hoy, se manifiesta ese servicio, porque es estar un poquito coordinando, guiando, pastoreando, al frente de una comunidad parroquial, y pues eso no es otra cosa más que prestar un servicio, estar en medio del pueblo como el que sirve”.
“Quisiera compartir un detalle del momento más significativo para mí en esta celebración de hoy, fue justamente el momento donde se hace la entrega de la sede para la penitencia, las palabras tan bonitas del obispo: ‘en este lugar se manifiesta y con especial particularidad la misericordia eterna del Padre, aquí se reconcilian los fieles que después del bautismo han caído en el pecado’; poder sentarme ahí en la sede penitencial, poner mis manos sobre la estola morada y pensar que tanta gente va a poder acercarse a recibir del Señor la misericordia de este humilde instrumento que Él ha puesto en esta comunidad para eso, me estremeció,” contó el nuevo párroco.
Finalmente, el Padre Johnny, nos dijo que si bien ha vivido esta celebración ciertamente ansioso y con nervios, la presencia de tantos agentes de evangelización, la presencia del obispo y los sacerdotes le fortaleció, así como el recordar las palabras del Papa Benedicto XVI: ‘me consuela que el Señor, siempre sabe llevar adelante su obra con instrumentos insuficientes’.