Este domingo 20 de agosto al ser las 9:00 am, con una Eucaristía presidida por Mons. Fray Gabriel Enrique Montero obispo de San Isidro, que contó con la participación de los sacerdote salesianos Héctor Hernández, Sixto Flores y Francisco Hernández, además del Pbro. Elí Quirós párroco de la localidad y de gran número de fieles, se dio gracias a Dios por la obra de Don Bosco en la diócesis y concretamente en este Centro que lleva su nombre.
El Padre Héctor Hernández Espinoza, fundador de la obra en el Valle de El General, recordó que sería el 1 de marzo de 1991, mientras servía en San José, cuando conoció la propuesta de Sergio Saborío y Lilliana Halder, quienes tenían idea de que construyeran algo para los jóvenes, fue así, como luego de conversaciones con el provincial de los salesianos y el mismo Mons. Ignacio Trejos, obispo de San Isidro para aquella época, se dieron los primeros pasos, que les llevaría a ubicarse en un inicio en lo que hoy es la casa cural de General Viejo.
Este matrimonio que señaló el sacerdote, manifestó su regocijo al participar de la Eucaristía con la que se daba gracias a Dios por esta obra, que en gran medida ha visto también su aporte significativo. “Estamos muy contentos del rumbo que ha llevado la presencia salesiana en la Diócesis de San Isidro, quisiéramos que se aumente esa presencia, la idea nuestra era lograr que se hicieran talleres de enseñanza de oficios para los jóvenes que tienen pocos recursos, y que con ese oficio se desenvuelvan en la vida”, señaló Saborío visiblemente emocionado; por su parte, Doña Lilliana compartió que jamás visualizaba los alcances que tendría aquella propuesta hecha a los salesianos, pero donde “se ve la mano de Dios que está en nuestras vidas, es algo que inició don Jorge Halder, continuó María Picado mi mamá y hoy siguen los salesianos con esta gran obra para la gloria de Dios”.
También, el Padre Héctor agradeció a Dios, “porque ha sido Él quien ha llevado adelante todo esto y en medio de altibajos hemos estado colaborando en la Iglesia local con la Pastoral Juvenil; es hermoso ver frutos, porque ya uno no ve tanto esto de las paredes sino las personas que recuerdan aquellos momentos y cómo se ha ido generado toda esta cultura de la Pastoral Juvenil fuerte”.
Mismos sentimientos expresó el Padre Sixto Flores, actual responsable de la comunidad salesiana en Pérez Zeledón, quien afirmó que esta celebración “es motivo de alegría porque nunca me lo imaginé que regresaría por tercera vez a la diócesis, pero también es un compromiso porque siento que los salesianos le debemos mucho a la diócesis y a la juventud, lo único que puedo prometer es trabajar por los jóvenes; por eso he querido hacer una celebración, aunque sea discreta, pero celebrarlo porque vale la pena dar gracias a Dios por este camino hecho…, Don Bosco estaría realizadísimo porque vivimos aquí realidades importantes como lo es la opción por los pobres, por los jóvenes y por las familias, que son opciones grandiosas”, precisó.
Así, 25 años de presencia salesiana son también ocasión de historias y gracia, por eso queremos compartir el testimonio de Bernardo Fallas Ureña y Vera Badilla Quirós, un matrimonio de Quemado en Cajón de la Parroquia San Pedro de Pérez Zeledón, quienes mostraron en cierta manera sus raíces salesianas y los frutos de esta experiencia, “estuve en Pastoral Juvenil antes de que llegaran los salesianos y con ellos también, es una gran alegría celebrar 25 años y ver al Padre Héctor que presenció nuestro matrimonio siempre con esa alegría y jovialidad que le caracteriza”, señaló Fallas Ureña; mientras que Vera Badilla recordó los frutos al pensar en su hija, pues “ella encontró aquí una energía más para sentirse contenta de ser católica, por eso es muy significativo esta celebración”, acotó.
Por otro lado, María Angélica Barboza Fallas, joven pezeteña con 20 años de edad, nos contó que los salesianos “es un camino para acercarse cada vez más a Dios, es un paso muy importante que me ha hecho crecer como personas, como cristiana, como hija, como salesiana, encontrando una gran familia donde uno se siente en una verdadera confianza donde uno puede mostrar lo que realmente es y no máscaras como se hace ante la sociedad, por eso motivo a los jóvenes que sigan adelante, tenemos una vida por delante y tenemos vida para agradecer a Dios, luchemos siempre por demostrar que los jóvenes somos un buen futuro y somos gente que vale la pena”.
Quizá por todo esto, el Padre Héctor pudo decir que siente “una alegría como sacerdote al trabajar con los jóvenes, y por el carisma salesiano es gratificante estar con ellos, luego ver una vitalidad entre la juventud de acá, una generosidad tan grande y sobre todo ver una entrega y un deseo de superación por hacer las cosas bien, eso es lo que lo entusiasma a uno”, afirmó.
Finalmente, Monseñor Montero, durante la homilía tuvo una palabra positiva y de esperanza hacia la comunidad salesiana, “profunda gratitud a esta comunidad, si algo nos enseñan es la universalidad de la Iglesia, quienes dedicados a la promoción de la persona humana y por ende a la juventud, nos dicen que todos valemos ante Dios al acoger a todos sin distinción; por eso, agradecemos por su entrega todos estos años, entrega que seguramente ha estado marcada, no pocas veces, por el sacrificio…; sigan adelante y permanezcan formando a los jóvenes entre nosotros, lo cual es esencial”.