Este sábado 21 de abril al ser las 6:00 pm, con gran presencia de laicos y sacerdotes, se celebró la Eucaristía en Buenos Aires de Puntarenas, donde el joven seminarista Santiago Durán Castro fue admitido a las Órdenes Sagradas, siendo este uno de los ritos jurídicos canónicos que prescribe el Derecho para el camino vocacional que realizan los jóvenes que se preparan hacia el sacerdocio.
Durante la homilía, Mons. Montero obispo de San Isidro, señaló con la Palabra, que “la imagen preferida de Dios para revelarse a los hombres fue la del buen pastor; se trata entonces de ser buen pastor como Él, por eso cuando pedimos por las vocaciones pedimos danos muchos y santos sacerdotes, no sólo queremos muchos, no tiene sentido que haya muchos, queremos muchos pero buenos y santos”, precisó.
“Los pastores no valían nada y eran figuras despreciadas, un pastor era don nadie, no hace nada lo que hace es estar ahí con las ovejas nada más, cualquiera podría ser pastor, era de los oficios más insignificantes y despreciables de su tiempo; pero cuidado con despresar al pastor, porque no es cierto que no valga nada y no haga nada, si Jesucristo se describió como Buen Pastor es porque vio las cualidades necesarias que un buen pastor tenía que tener, ni más ni menos lo que hace el pastor es estar al lado de las ovejas, tratar de conocerlas lo mejor posible, conocer a cada una por su nombre y estar de cerca, la función de un pastor es la presencia, una presencia que acompañe y que de confianza, que de seguridad y que reafirme y reasegure a las ovejas, una presencia protectora que sea capaz de defenderlas en el momento del peligro, que sea capaz de dar la vida por ellas en el momento que sea necesario, eso es el buen pastor”, precisó con vehemencia el prelado.
“El pastor tiene que marcar el camino por donde hay menos peligros, el camino por dónde se encuentran los pasos buenos y las aguas sabrosas, esa la condición del pastor, es una presencia muy importante. El verdadero pastor no le tiene miedo a nadie porque no le tiene miedo a la muerte, el miedo a la muerte lo que nos hace es callar, y el buen pastor no calla, dice las cosas como hay que decirlas, en el momento en que hay que decirlas y a quien haya que decirlas”, reiteró el obispo.
Luego, dirigiéndose al joven seminarista, prosiguió: “Santiago tomemos muy en cuenta este día…, al Buen Pastor como modelo de nuestra vida, no andemos diciendo palabras bonitas para que nos crean que somos los mejores, interesa que seamos personas que tienen buena voluntad, que se sienten llamados por Dios a pesar de su pequeñez y de su miseria, de su debilidad, pero que tenemos ganas de entregar la vida para servir a su pueblo, que están dispuestos a darlo todo y dar lo mejor de sí mismo para cuidar y amar y respetar a su pueblo, y para servir en todo aquello que sea necesario, eso es lo único que se nos pide a nosotros”.
Por su parte, el joven candidato señaló a Radio Sinaí haber vivido muy alegre este paso en su discernimiento vocacional, “lo viví muy alegre y consciente de que la comunidad de Buenos Aires ora mucho por mi vocación y respuesta que doy al Señor, se notó como la parroquia se vistió de fiesta por uno de sus hijos. Las palabras que monseñor dirigió sin duda muy sentidas. Me sentí muy animado por estas palabras que invitaban a una respuesta más clara en mi vocación sobre cuál es el norte a seguir, que sin duda es el seguimiento a Cristo… No encuentro palabras para describir el querer de Dios, sólo sé que siento cómo el Señor me miró con misericordia”, indicó.