Este jueves 17 de noviembre, la Visita Pastoral que Mons. Montero realiza a la Parroquia San Isidro Labrador, llevó al obispo a visitar algunas comunidades del Sector de las Esperanzas; con un recibimiento caluroso, los pueblos esperaron alegres al pastor diocesano.
Con el Salmo 23, nuestro obispo dijo “tratamos de ser pastores, pero tenemos también que tratar de ser cristianos, que sigamos el testimonio de Jesús»; luego, pidió a los presentes poner la esperanza y confianza en Jesucristo que es el Pastor de los pueblos. Durante los encuentros, conversó con los pobladores sobre su realidad social, económica y eclesial, así como detalles importantes de la geografía o población de las comunidades; entre los temas tratados estuvo la falta de trabajo y el crecimiento del porcentaje de personas de un credo religioso diferente, entre otros.
Al ser las 11:30 am, celebró la Eucaristía en El Ceibo, durante su homilía recordó con el Apocalipsis que el fin del mundo sucede cuando dejamos de existir para el mundo y es en ese momento que seremos juzgados, comparándolo con un examen, dijo que “si alguno pasaba ese examen, esa prueba de superación, pasaremos a la vida eterna”; por eso, animó a no tener miedo, a no temer con esas supuestas revelaciones pues “nosotros esperamos la segunda venida del Señor, pero debemos de estar atentos, porque Él llegará como ladrón sin avisar, pero a eso no tememos, porque nosotros lo estamos esperando, pero tenemos que estar preparados» exclamó.
Al referirse al evangelio, mencionó el pasaje donde Jesús lloro al ver a Jerusalén, porque Jerusalén no quiso escuchar su palabra; «cuantas veces hacemos llorar al Señor otra vez, con nuestros pecados, pero pidamos perdón al Señor por eso, por hacerlo llorar», es necesario nuestro arrepentimiento sincero, para poder abrir los ojos y reconocer al Señor antes de que sea tarde.
Por la tarde, tuvo un encuentro en la Municipalidad de Pérez Zeledón, donde recordó que como cristianos estamos luchando por la edificación de un Reino que no es nuestro y que tiene sus valores esenciales; por eso, con el salmo que compartió les dijo: “reflexionemos ¿quién puede hospedarse en su tienda? aquél o aquella que no engaña ni miente, que no hace daño a su prójimo, que no presta dinero a usura es decir no abuso del dinero, y aquel que no calumnia”, precisó.
Finalmente, dedicó tiempo en horas de la tarde para atender la oficina parroquial y concluyó con la celebración eucarística a las 6:00 pm en la Catedral de San Isidro.