Este martes, los diez seminaristas que realizan misión en la Parroquia de Lourdes iniciaron su jornada con la Eucaristía y un compartir fraterno en el Hogar Betania, este centro que alberga a casi dos docenas de pacientes, donde muchos de ellos padecen de enfermedades terminales y no tienen otro rumbo para su vida por carecer de familia al menos de manera efectiva, pero que hoy fueron los grandes evangelizadores y protagonistas de la jornada.
Durante la celebración, el Padre Elí Quirós recordó a los seminaristas la urgencia “de poder mirar en el rostro de estos hermanos a Cristo mismo, pues es aquí sin duda, el lugar donde con mayor claridad percibo a Dios en esta parroquia”, señaló el sacerdote visiblemente impactado por la realidad de aquel hogar al que visita periódicamente y que en otras ocasiones ha señalado como el “lugar de la caricia de Dios”; así también, aprovechó para insistir a los jóvenes en la necesidad de valorar al hermano sacerdote y valorar su vida con una verdadera humanidad que ponga primero a la persona en sí misma.
Los seminaristas luego compartieron un momento fraterno con el personal, colaboradores y pacientes de este centro, espacio que estuvo marcado por una reflexión profunda en el corazón de cada formando; por la noche, algunos seminaristas rescataron el enfoque de fraternidad sacerdotal con que el padre encausó la reflexión durante la celebración, pues esta experiencia nos hace ver cuán sensibles y afectivos debemos ser, al punto que uno de ellos señaló: “impactó la reflexión del padre, pues me cuestiona muchas cosas y uno de ellas es el tema de la fraternidad”.
Esta actividad de la mañana, según comentaron los seminaristas, también sirvió para “sacar desde el corazón y aprender a darlo todo”, pues “esto que hoy reflexionamos debe ser llevado a la práctica, ya que de lo contrario, todo lo que hablamos y decimos será falsedad”.
Por la tarde, los seminaristas estuvieron visitando enfermos de las comunidades de Los Ángeles, San Francisco y Los Pinos, actividad de la cual rescataron la gran misión que es estar con el que sufre y la invaluable tarea que realizan en el silencio los ministros extraordinarios para la distribución de la Sagrada Comunión, al llevar a Jesús a tantos enfermos.
Finalmente, por la noche compartieron con medio centenar de estudiantes universitarios de los centros UMCA y UTC, con quienes reflexionaron en lo importante que es ejercitarse en la virtud de la verdad, para así desempeñar con ética la profesión a la cual se preparan en bien de ellos mismos y de la sociedad.