Con mucha alegría, la Diócesis de San Isidro ha vivido la Ordenación Diaconal de 7 acólitos durante la mañana de este 11 de diciembre, quienes durante cinco años se han preparado académica y espiritualmente para este ministerio ordenado en la Iglesia.
Mons. Fray Gabriel Enrique Montero Umaña, administrador apostólico de la Diócesis sureña del país, no ocultó su profunda alegría y satisfacción, y precisó: «alegría para las esposas, ellas que han sido su mano derecha, ellas les han acompañado y les han apoyado; en fin, alegría para todo el pueblo de Dios. Y alegría para mí, que me concedió el poder ordenarlos».
Al referirse a la elección que Dios realiza en medio de la Iglesia, dijo el prelado: «ustedes son los primeros sorprendidos porque Dios los escogió, incluso algunos un tanto alejados; pero ha sido un proceso, donde se han ido confirmando con la idea, y adquiriendo esa identidad, actuando con tan fidelidad y entusiasmo en todo momento, han manifestado estar felices por haber sido llamados por Dios, a este ministerio».
A la luz del Concilio Vaticano II, Mons. Montero expuso a los presentes y a quienes seguían la transmisión por Radio Sinaí 103.9 FM, el sentido y la importancia de este ministerio ordenado, «basta pensar en tres cositas: este ministerio es parte del ministerio ordenado de la Iglesia, son en pleno ministerio ordenado de la Iglesia, en todo lo que ello significa, y participan por tanto de la triple potestad de Jesucristo Eterno Sacerdote, que confiere su sacerdocio y hace participes a varias personas en varios grados, y ustedes son uno de esos grados».
«Ministerio de la Palabra, Ministerio de la Liturgia y Ministerio de la Caridad. Palabra que van a predicar y vivir; llevando la salvación de Jesucristo en su mismo nombre, santificando al pueblo con los sacramentos; y participando del ministerio de la Caridad por la importancia del servicio, sobre todo a los más necesitados, siendo este servicio la expresión sacramental del diaconado. De tal manera, que el regir se haga por medio de la caridad», indicó Mons. Montero.
Así mismo, el administrador apostólico recordó que, «sin el diaconado, la estructura jerárquica de la Iglesia está incompleta»; pero al mismo tiempo, aprovechó para instruir a todos en la particularidad que implica el diaconado permanente, al recibir a hombres casados entre sus elegidos. Por tanto, «el matrimonio de ustedes se implica , es importante que ustedes muestren que esto es posible y que su ministerio es extraordinario», indicó el fraile Montero.
Con la Palabra de Dios proclamada, Mons. Montero recordó como los textos nos decían que se «escogieron a hombres que fueran de buena fama, que fueran llenos del Espíritu Santo, y en particular, hombres de gran sabiduría y prudencia; por tanto, que brille en ustedes esas virtudes y dones del Espíritu, para que empapados del amor de Dios, lo puedan dar con toda gana a los hermanos».
E hizo una recomendación final durante su intervención en la homilía, hablándole a los nuevos diáconos, dijo: «el quiera ser primero que se haga el último, y el que quiera mandar que se ponga a servir, esas palabras deben calar en nosotros, y especialmente en ustedes, que tienen la misión de expresar el servicio en la Iglesia», precisó el prelado. Por tanto, «sepamos que de mucha maneras podemos traicionar al Señor…, no sé descuiden».
Con la Ordenación Diaconal, los nuevos diáconos fueron revestidos con las vestiduras litúrgicas, estola y dalmática, momento emotivo que estuvo a cargo de las esposas en aquellos casos en donde los diáconos están casados, y del Padre Gerardo Fernández quien es hermano del nuevo diácono Lionel Fernández Hernández.
Finalmente, se conoció la designación pastoral de estos nuevos servidores, quedando de la siguiente manera: Diác. Daniel Rodríguez en el campo administrativo y financiero de la Diócesis, Diác. Pablo Granados en la Pastoral Familiar Diocesana, Diác. Giovanni Montoya en la Pastoral Social Diocesana, Diác. Francisco Navarro en la Pastoral Educativa Diocesana, Diác. Lionel Fernández en la Formación Diocesana, Diác. Salvador Zeledón en la Liturgia Diocesana, y Diác. Jorge Luis Porras en la Catequesis Diocesana. Servicio que desempeñarán junto al litúrgico-pastoral en las parroquias donde pertenecen.