Sólo tomados de Dios viviremos

La jornada de este jueves, inició con el rezo de laudes en el centro parroquial, posteriormente se participó del acto cívico con ocasión de los 195 años de vida independiente de nuestro país, ahí ante un salón comunal colmado de estudiantes, docentes, padres de familia y vecinos de la localidad, Mons. Montero dirigió unas palabras donde llamó la atención sobre la grandeza de este día, “no estamos celebrando cualquier cosa, sino nuestra propia independencia e identidad como pueblo y personas, identidad en buena parte como cristianos porque en buena parte seguimos creyendo en Jesús; por eso, más que 195 años de independencia de España, recordemos que la libertad no es solo librarnos de alguien superior, sino que es una conquista personal y espiritual, de manera que seamos conscientes de que libre no seremos hasta que aceptemos que Dios está por encima de todos y aceptemos que nosotros somos creaturas, y que fuimos creados a su imagen y semejanza y que nos debemos el más grande respeto a los otros porque son hijos de Dios; la lucha en aquel tiempo fue contra invasores que querían dominarlos, hoy son otros invasores que nos aparecen en los medios de comunicación y nos aparecen por todas partes queriendo hacer perder nuestra identidad de personas y cristianos, por eso debemos salir en rescate de esos valores… Deseo un día muy feliz e invoco la bendición para todos los presentes y para toda Costa Rica y toda familia”, indicó.

Al finalizar la mañana, se celebró la Eucaristía en la capilla del Convento de las Hermanas Inmaculatinas, durante la homilía el obispo recordó que “María vivió todo un camino doloroso, debemos fijarnos en el dolor en todo su camino, en la anunciación empieza su calvario, el mismo Dios le cambia sus planes y proyectos, recibe promesas de grandezas pero que por años no parecen cumplirse, esto tuvo que ser un camino de fe y espera profunda; un camino de dolor”, precisó.

Al ser el mediodía, se visitó la familia Murillo Murillo en Paraíso, ahí el obispo pudo conocer el proceso y tratamiento para la comercialización del café por medio de un micro beneficio familiar; los encargados de dichos trabajos explicaron las ventajas que ha traído esta experiencia al ofrecer un producto más acorde a la calidad propia de cada plantación; no obstante, compartieron también los grandes esfuerzos y sacrificios que un proyecto de estos implica.

Por la tarde, el obispo diocesano sostuvo un encuentro con los productores de frijol de la zona, un nutrido grupo de campesinos junto a sus dirigentes de cuatro de las asociaciones de la región expusieron sus preocupaciones y sufrimientos, información que es valiosa para su deseo de pastor de querer conocer más de cerca la realidad del rebaño; ante eso, monseñor mostró disponibilidad para buscar en cuanto sea posible caminos para promover soluciones por medio del diálogo.

Ahí le comentaron cómo la asociaciones nacieron en la década de los noventa y cada una alberga a cientos de socios que ponen su confianza en la producción de los granos básicos, en este caso el frijol; señalan que somos una zona bendecida por Dios con una tierra fértil para producir, pero por muchos años han experimentado el olvido de los gobernantes que han venido minimizando el sector. Recordaron con dolor cómo hace 4 años tuvieron que tirarse a las calles para hacer valer sus derechos porque la industria les oprime y las autoridades no les defienden, indican que la ganancia exagerada en muchos casos de más del doble, queda en manos de unos pocos de la industria, con la cruel realidad de no poder competir con precios, subsidios en producciones internacionales y altos costos de producción. Expusieron también cómo la producción del maíz se ve afectada por razones similares, siendo necesario la producción de este grano para el bien del suelo y la rotación de productos, una vez más dicen experimentar cómo las grandes industrias están haciendo negocio con el pueblo.

Uno de los dirigentes con toda claridad señaló que las asociaciones quieren y deben continuar defendiendo los derechos de los productores, pues nacieron como fruto de la salida del CNP del campo de la comercialización de granos básicos, pero el gran reto es poder competir contra el hambre, es decir con productores de otra región que vende por precios míseros y competir contra subsidios que ofrecen gobiernos del norte; el grave problema según su visión, es que si el campo no da para vivir, la población tendrá que emigrar a la ciudad y esto producirá problemas sociales aún mayores.

También indican que el problema de hoy es el poder creer, luego de la última manifestación se firmaron acuerdos que les llenaron de mucha fe, pero de esos acuerdos sólo uno se cumplió, lo que provocó que ellos como representantes quedaran mal ante los productores, cuando hay cosechas que no se han podido negociar, la necesidad aflora y los productores no tienen dinero para poder nuevamente sembrar, lo que termina siendo una carga para las mismas asociaciones y los campesinos.

Otro de los productores, señaló que ellos “gozan con el verde de los cultivos, se regocijan con Dios cuando maduran, pero se entristecen con el fruto de la venta”, indicó que “como representantes tienen responsabilidades, pero muchas veces se sienten burlados por las autoridades competentes, viven la zozobra de no saber si podrán pagar las deudas que tienen en las casas comerciales para poder realizar la producción y en tantas ocasiones no se vende incluso hasta tener que alquilar para su resguardo en otras zonas”; ante este panorama, este mismo productor hizo un llamado a los colegas a “no olvidar que primero deben agradecer a Dios antes de dar un paso, y antes de trabajar la tierra pedirle a Dios que Él haga la obra”.

Ante este panorama, Mons. Montero siente que es un problema generalizado en el país, el problema del campo; pues los altos costos de producción y de los insumos, unidos a las graves dificultades de comercialización están provocando grandes fragilidades, el obispo mira cómo los grandes volúmenes de competición con producción extranjera siempre será un gran reto. Y al pedir, que le informen sobre algunos de los puntos que como productores piden al gobierno, le indicaron “la necesidad de un capital de trabajo, una línea de crédito, que el CNP funcione como importador directo de insumos lo que provocaría la baja de los costos, incentivar las buenas prácticas agrícolas con la intención de conservar los suelos y aumentar productividad, entre otros.

Pero ante este panorama, lo que les angustia a los productores, y según sus palabras, es que “todo el tema de negociación sólo está en papel, el gobierno iba ajustar el precio por quintal, pero desde esa manifestación, se ha dado vuelta al presupuesto, y aunque señalan que ese dinero está en cuentas del MAG, aún no ha llegado a los productores”.

Finalmente, monseñor sugiere “se trabaje por una asociación nacional de asociaciones de frijol en miras de que la unión haga la fuerza”, así mismo instó a buscar el apoyo de otras instancias nacionales para hacerse sentir en el país, pidió que sigan buscando las maneras para que a través de los medios de comunicación logren darse a conocer, y terminó diciendo “no olviden a Dios que es el que siempre será su compañía, al tiempo que les ofrezco mi disponibilidad para mediar y hacer llegar su vos ante las autoridades correspondientes”.

Por la noche, se celebró la Hora Santa en la comunidad de Las Mesas, el templo colmado de feligreses de éste y otros pueblos, adoraron a Jesús Eucaristía, momento que aprovecharon para pedir por las vocaciones y la gracia de Dios para comprometernos como verdaderos evangelizadores. Durante su intervención, monseñor mirando a María en relación a Jesús, dijo que la celebración de hoy “es la culminación del camino doloroso, pues María tomó el riesgo de seguirlo hasta la cruz y aunque todos creían que era un criminal, ella lo sigue acompañando y cree en Él, dando la vida con Él, siendo éste su ofrecimiento; y en el dolor de perder a su Hijo, está su participación en la pasión de Cristo”. “María nos enseña lo que hacemos esta noche”, indicó el obispo, “porque ella fue la eterna contempladora de su Hijo, la que supo amarlo, contemplarlo y seguirlo”, precisó.

Al finalizar este momento de oración, saludó a las personas que tienen a cargo la experiencia de la Jornada de Adoración Eucarística los jueves, a quienes recordó el obispo que su ministerio “es muy importante y debe seguirse propagando, pues esta devoción al Señor en el altar debe poca a poco crecer cada día más”.

La actividad de esta segunda jornada concluyó con una cena, en donde la Pastoral Familiar brevemente explicó el servicio pastoral y evangelizador que realizan, a lo que el obispo motivó y pidió continuar trabajando.

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