Con una soleada mañana, característica de la Zona Sur, entre altas temperaturas y gran alegría, las parroquias de Nuestra Señora de los Ángeles de Ciudad Cortés, Sagrado Corazón de Jesús de Palmar Norte, Santo Domingo de Guzmán de Puerto Jiménez, San José de Golfito, Santa Marta de Ciudad Neily y Nuestra Señora de Guadalupe de Río Claro, se celebró el Jubileo de las Familias dándose cita a la Puerta Santa en Río Claro.
Luego de la bienvenida y una catequesis sobre el Año Jubilar de la Misericordia y el don de las indulgencias, Mons. Hugo Barrantes dio inicio con el rito propio de la peregrinación, una vez en el templo parroquial de Río Claro se dieron dos temas, uno sobre el Sacramento de la Reconciliación a cargo de la Comunidad Neocatecumenal de Río Claro y luego otro sobre la Familia a cargo de miembros de la Pastoral Social.
En este jubileo se concedió un tiempo oportuno para la vivencia del Sacramento de la Reconciliación, por eso los sacerdotes William Malespín, Gerardo Fernández, Eladio Cubero, Danilo Acuña, Fray Agustín Arbaiza, Fray Oscar González, Fray Alberto Barrios y Héctor Artola administraron dicho sacramento a gran parte de fieles que se hicieron presentes, cabe recalcar la cantidad de familias que vivieron este jubileo abarrotando el templo con aproximadamente 700 agentes de evangelización.
Durante la homilía, que estuvo a cargo de Mons. Hugo Barrantes, quien también presidió la Eucaristía; señaló que se sentía “contento porque hace unos años atrás, ya más de 50 años, esto era solo banano por todas partes, yo me había llevado de la Zona Sur un no muy buen concepto, me correspondió un día domingo celebrar una misa en un lugar del sur y para mi ánimo solo llegaron ocho personas; pero el día de hoy como dice la lectura, viene gente de Oriente y de Occidente, hermanos de las seis parroquias, esto es de suma alegría”, puntualizó.
Dejándose ayudar de las imágenes y muy fiel a su estilo de predicación, Mons. Barrantes indicó que “hoy día somos muy dados a defender y cuidar el agua, porque sin agua no vivimos; así deberíamos de cuidar nuestras familias” señaló con vigor notable. Al tiempo que compartió el por qué nos reuníamos a celebrar el jubileo de las familias: “estamos aquí porque es el año del Jubileo de la Misericordia y porque amamos nuestras familias, estamos aquí porque a pesar de que la sociedad esta pérdida queremos luchar por las familias, la educación a los hijos viene desde el seno familiar, desde el hogar; nuestros primeros maestros son nuestros padres”.
No escatimó compartir su historia e indicó “recuerdo yo muy bien cuando estaba chiquillo, mi abuelo solía rezar unas letanías que decían: Señor que mis nietos sean Honrados, que mis nietos sean honestos y que mis nietos si deben algo lo paguen… esas enseñanzas son las que quedan marcadas en la vida del ser humano. Le decía a mi mamá: ¿Dios ve de noche? Sí, Huguito de día y de noche pero de noche ve más… (lo que mama no sabía era que yo estaba planeando robar cajetas de noche)… Es en la familia donde se aprende a amar y se conoce a Dios”, puntualizó el obispo.
Mons. Barrantes dirigió unos consejos a los padres, a ellos les dijo: “respetar y esforzarse, un padre que quiere a sus hijos los educa y los corrige, el que no lo hace no quiere a su familia”, y agregó “he dibujado dos casas, las dos igual de feas, una con dos ventanas y una puerta y la otra sin ventanas… una casa sin ventanas es como una familia sin Dios no hay por dónde salga el aire, una con ventanas hay por donde salga el aire. La familia es el Patrimonio de la Humanidad, si no hay familia no hay sociedad”.
Finalizó indicando “rescato tres palabras muy importantes: amor, respeto y fortaleza; para luchar por las familias de hoy en día no dejemos que los niños y adolescentes se lancen a nadar en una piscina llena de agua sucia. Oremos mucho por las familias y los matrimonios”.