Durante la ponencia de la Licda. Adriana Diaz Acuña Teóloga y Directora asistente del Observatorio Laudato Si’ de la Universidad Católica de Costa Rica, afirmó que el «Cántico de las Creaturas nos impulsa a comprender que debemos alabar a Dios por las creaturas, las cuales son testimonio de Dios, pero también nos hace una invitación a que todas las creaturas lo alaben; y ésta, es nuestra responsabilidad del frente a la Casa Común».
Por eso, para Diaz Acuña, «hablar de los problemas ambientales es hablar de los más pequeños y desposeídos», tomando conciencia que todos los seres humanos estamos inmersos en el ecosistema con una responsabilidad especial de administrarlo y salvaguardarlo, siendo esto, «hablar de ecología integral», indicó.
Al referirse a la ecología integral, la afirmación más significativa del pensamiento del Papa, es que «no existe una crisis ambiental y una social, no son cosas separadas, sino que nos hace reconocer que estamos viviendo una sola y grave crisis socioambiental», precisó la expositora del Foro.
Para responder a estas causas de la crisis, es necesario reflexionar en la lógica de los ecosistemas y buscar la relación que existe, «pues ante temas como la pobreza, migración, baja escolaridad y cambios climáticos, se está generando desintegración, desigualdad, contaminación, deforestación, impermeabilidad de los suelos y clandestinidad», señaló la licenciada.
Lo anterior, requiere que nos enfoquemos en reflexionar sobre «la Ecología Económica, que nos lleve a considerar el medio ambiente como parte integrante del proceso de desarrollo y no considerarlo de forma aislada…; por eso, en todo proyecto debe estudiarse el costo, no solo a simple nivel económico sino de forma integral, tomando en cuenta la capacidad que tiene la naturaleza para regenerarse», precisó Diaz.
En cuanto a la Ecología Social, se requiere revisar los contextos familiares y laborales, los contextos urbanos y la relación de cada persona consigo misma, pues todos estos generan un modo de relacionarse con el ambiente y se requiere gestionar una verdadera salud en las instituciones para que puedan crear ambientes sanos.
Por su parte, la Ecología de la Cultura, también requiere conversión, ya en este campo «es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes, quienes con sus tradiciones culturales, no son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, para ellos la tierra no es un bien económico sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella; sin duda, un espacio para sostener su identidad y sus valores», acotó la representante de la Universidad Católica.
Así, todo esto debe responder a la gran inquietud, «¿por qué estoy en esta tierra, cuál es mi misión y vocación? Esto, exige justicia entre las generaciones y la responsabilidad de realizar nuestro trabajo con mística, de ahí la importancia de la Ecología de la Vida con un verdadero y profundo sentido de calidad de vida», puntualizó la expositora.