Visita Pastoral a Buenos Aires inicia con jubileo y encuentro indígena

Este domingo 17 de julio es un día especial para el pueblo católico de la Parroquia San Pedro Apóstol, en Buenos Aires de Puntarenas; el equipo sacerdotal, conformado por los sacerdotes Pbro. Manuel Mora Picado (párroco) y el Pbro. José Manuel Herrera (vicario) junto con los fieles de la parroquia han estado preparando la visita pastoral de Mons. Gabriel Enrique Montero Umaña, la cual inició este domingo y se tiene previsto se extienda hasta el jueves 21 de julio.

La primera actividad en la agenda de esta visita pastoral estuvo en consonancia con el Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, pues se organizó un Jubileo de la Misericordia para los agentes de Evangelización de la parroquia; en dicho jubileo se participó de la 13a peregrinación que tuvo su salida de la comunidad filial de El Ceibo, a unos seis kilómetros del Centro Parroquial; al lugar se hicieron presentes unos 150 fieles que venían dispuestos a manifestar su fe peregrinando y ofreciendo el camino para alcanzar la indulgencia plenaria.

Al llegar al templo parroquial, Mons. Montero dio una breve catequesis explicando a los fieles el sentido de cruzar la puerta de ingreso al templo: “ustedes han venido peregrinando desde lejos, ya conocen los pasos para obtener la indulgencia plenaria, el gesto que sigue a continuación es el de entrar por la puerta, este signo nos recuerda que Cristo es la puerta y que como Él mismo lo dijo, para llegar al Padre hay que pasar por Él; además esta puerta es también signo de la Iglesia que en nombre de Dios acoge a todos su hijos que vienen peregrinos; y por último, esta puerta representa los brazos abiertos del Padre que acoge con amor y misericordia a cada uno de sus hijos sin importar su condición o historia de vida.

Durante la Eucaristía celebrada en el Centro Parroquial de Buenos Aires, monseñor hizo énfasis que en la vida espiritual podemos correr el peligro de desaprovechar la gracia de Dios, dijo “nosotros aún con buena voluntad podemos estar desaprovechando la visita del Señor”, es decir, que nos ocupamos y preocupamos por cosas efímeras, de modo que perdemos de vista lo importante, que es escuchar la palabra de Dios y ponerla por obra en nuestra vida. Con la segunda lectura de San Pablo, el obispo recordó que otra forma en cómo Dios nos visita es el dolor “pues a través de la enfermedad y del sufrimiento Dios me está tocando y me está hablando para que yo oiga, y me dice: despertate, estás dormido, estás por mal camino.” Sólo entrando en esta sintonía con Dios, es que encontraremos la verdadera misericordia, puntualizó.

Por la tarde, Mons. Montero se dirigió hasta el territorio indígena de Salitre donde presidió la Eucaristía, ahí se podía observar el objetivo que resultó de la Asamblea de Pastoral Indígena que se celebró en la localidad hace dos semanas, que dice: “redescubrir el paso de Dios Padre-Madre en el proyecto de creación y organización del pueblo indígena, para que desde la experiencia personal y comunitaria, vivíamos en mayor armonía con la naturaleza, los hermanos y los pueblos, colaborando así en la construcción del Reino de Dios”.

Durante la homilía, monseñor señaló que es importante acoger a Dios que nos visita, pero debemos descubrir en quién nos visita, porque Él se nos aparece y nos habla por medio de otras personas; con la primera lectura recordó “lo importante que es hospedar al peregrino, porque en el peregrino está Dios”, señalando que Dios actúa con misericordia ante aquel ser humano que vive la misericordia con sus semejantes; con el Evangelio recordó “que podemos estar como Marta demasiados preocupados de tantas cosas, que hemos perdido lo mejor que es escuchar lo que Dios quiere decirnos”. Con esto, hizo un llamado que hay cosas que son importantes en esta tierra pero que en la eternidad estaremos escuchando a Dios “gozando de su compañía, y por eso es importante que desde esta tierra nos vayamos preparando”.

Luego de la celebración se tuvo un compartir con la comunidad, ahí una educadora le comentó al obispo algunos datos propios de la comunidad de Salitre, recordó cómo ya para la década de los 70’ se dieron las primeras acciones de evangelización y para los 80’ la construcción del rancho para las celebración con el entonces padre Jimmy Ureña, una década más tarde con el primer templo se pudo tener la presencia de Jesús Sacramentado de forma permanente; en este recorrido histórico, particular aporte es el de las Hermanas Lauritas quienes “contribuyen con la revitalización de la cultura al analizar desde la teología indígena la presencia de Sibö en la historia de los pueblos indígenas…, con el apoyo de ellas, se estudia la iluminación con la Palabra de Dios y se fortalece la fe católica con identidad indígena”, precisó.

Sobre la conformación de la comunidad, señalan que “son familias descendientes de cabecar, teribes, bruncas, nögbes y bibris, quienes han compartido armónicamente en forma ancestral, también existen familias en las que los padres no son indígenas con fincas dentro del territorio”; también le hicieron ver la existencia de centros educativos tanto de primaria como secundaria, y la existencia de grupos organizados como el comité de acueductos, asociación de productores y la asociación familiar bribripa kaneblo que trabaja por el fortalecimiento de la cultura, el medio ambiente y el turismo ecológico. En esta descripción, indican “que se ha nombrado un consejo de ancianos sin consultar al pueblo y la asociación de desarrollo no tiene la representación de la mayoría de los habitantes del territorio”. En cuanto a la situación crítica sobre los territorios indígenas, monseñor dijo estar informándose al respecto y como Iglesia mantenerse siempre abiertos al diálogo y la escucha.

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